El templo Erecteion, en el lado norte de la Acrópolis de Atenas, Grecia, desafía el tiempo desde que se llevó a cabo su construcción —en torno a 2 décadas después del Partenón—, entre el 421 y el 406 a.C. El edificio, de orden jónico áptero, recibe su nombre del mítico rey Erecteo, figura que, junto con la de la diosa Atenea Polias y la del dios Poseidón, se veneraba en él. Pero lo más interesante y lo que ha marcado la arquitectura de todos los tiempos es, quizá, su pórtico sur. Seis doncellas esculpidas en mármol del monte Pentélico sostienen con precisión calculada y un paradójico ademán a la vez eterno y cotidiano, el entablamento de esa parte del Erecteion. Custodian el umbral que, se diría, separa lo sagrado de lo profano. Esas seis enigmáticas figuras de petrificada humanidad y gesto entre trivial e irónico son las cariátides.

No fue hasta que el arquitecto e ingeniero romano del siglo I a.C. Marco Vitruvio Polión les dio nombre en latín, en su obra De Architectura —de la que proceden precisamente las proporciones que Leonardo Da Vinci tomó para crear su famoso «hombre de Vitruvio»—, que se las conoce como tales. Según relata el arquitecto de Roma, las cariátides adquieren sentido como representación del castigo y condena a esclavitud de las mujeres de la antigua ciudad de Carias, cercana a Esparta, en la Lacedemonia de entonces, por ponerse del lado de Persia y traicionar así a Atenas en las guerras greco-persas (492-449 a.C.).

No obstante, los arqueólogos ponen en duda la explicación de Vitruvio, puesto que han rastreado el uso de figuras femeninas en soportales, columnas, pilastras y elementos decorativos mucho antes de las guerras médicas. Algunos de los primeros ejemplos conocidos se encontraron en Delfos, entre ellos, el más significativo quizá, las dos cariátides custodias —de las que solo se conserva una y de forma parcial— del edificio que acogía las ofrendas de la ciudad-estado de Sifnos, datadas en el siglo VI a.C. Y todavía se ven en vestigios de época más remota, como en pies de vasijas rituales o en los mangos de marfil de espejos de época fenicia.

De hecho, según leemos en el portal del Museo de la Acrópolis, «la sustitución de las columnas por estatuas femeninas era una práctica arquitectónica griega habitual desde la época arcaica. Estas estatuas se denominan simplemente Korai en las inscripciones de construcción del templo». En griego, «korai» es el término plural para «doncella», y con él se hace referencia a una tipología escultórica de la Época Arcaica de la Antigua Grecia que consistía en una estatua femenina en posición de pie.

De las muchas interpretaciones sobre el sentido de las cariátides, «la más convincente» según el Museo de la Acrópolis es la de que las cariátides formaban parte de «un monumento sobre la tumba del mítico Cécrope» —en la mitología griega, el primer rey que tuvo Atenas. En sus manos portarían fíalas, una especie de vasijas simples, como representación de las libaciones con que los griegos honraban al heróico rey.

La composición de las cariátides responde al cuidadoso estudio de proporciones que el escultor Policleto el Viejo estableció en su Canon —del que solo han llegado hasta nosotros unos pocos fragmentos y que se conoce mejor por referencias de autores posteriores. Según el Canon, la cabeza mantiene una proporción de 1/7 respecto del cuerpo, o el 14,3% de su altura, que es en el caso de las cariátides del Erecteion de unos 2,31 m. En la antigüedad, las seis figuras femeninas, cubiertas con peplos y con las fíalas en sus manos, recibían a los devotos y aficionados con todo el esplendor de su policromía.

Como decíamos, las cariátides emprendieron un viaje transcultural desde que fueron creadas allá por el siglo VI a.C. —o antes—, hasta convertirse en arquetipos. A lo largo de la historia de la arquitectura, las cariátides han encarnado una síntesis de función estructural y valor simbólico. Desde su forma arcaica, han evolucionado hasta convertirse en emblemas formales durante épocas sucesivas, con sentidos estéticos y culturales distintos. En todo caso, y por no alargarnos demasiado, dejamos para otro momento relataros el recorrido histórico de las figuras femeninas primitivamente conocidas como korai y luego como cariátides, en sus múltiples manifestaciones, hasta el día de hoy.

Fuentes: Caryatid vía Wikipedia, Erecteion vía Wikipedia, Korai vía Wikipedia, Las cariátides del Erecteión: el cuerpo humano como soporte en la arquitectura clásica (Beatriz Quintero), The Acropolis Museum.

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