La rigidez es una propiedad de los elementos estructurales relacionada con su resistencia a las deformaciones o, dicho de otra forma, con el módulo de elasticidad del hormigón y el momento de inercia de dichos elementos estructurales.
A lo largo de la vida útil de una estructura, las cargas normales y los cambios volumétricos del material pueden causar fisuras en alguna de sus partes, incluidas las losas. Las fisuras reducen la rigidez de las losas y, cuando estas se someten a cargas laterales por sismos o vientos, aumentan su deformación lateral.
Aunque se trata de fenómenos ampliamente conocidos, no existe un consenso sobre el valor adecuado que debe tener la rigidez efectiva de diferentes elementos estructurales. No obstante, algunas normas consideran la influencia de la fisuración y aplican el concepto de rigidez agrietada (EIe) a sus elementos. Con ello, establecen factores de reducción que se aplican a la rigidez de la sección.
Estas disposiciones normativas se han tenido en cuenta e incorporado en el ACI-318-08 de EE.UU., donde se establecen valores de reducción de momentos de inercia para las losas de 0.25 Ig (donde Ig es el área bruta de la sección) y para muros y columnas de 0.70 Ig. Estas reducciones en los momentos de inercia resultan en un aumento del periodo natural de las estructuras, lo que a su vez incrementa sus derivas o desplazamientos.
Por Jean Carlos Soto, ingeniero estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic