Desde los planos a escala en 2D con que se representaban los proyectos de arquitectura en el pasado hasta la actualidad, se han producido dos grandes saltos tecnológicos en el sector: el primero de ellos vino con la aparición del programa informático CAD, que supuso el paso de la delineación manual a la realización de planos de arquitectura con ordenadores y plotters; el segundo, más reciente, se produjo con la llegada de la metodología BIM (Building Information Modeling, o modelado de información para la construcción).
En efecto, la metodología BIM permite generar, a partir de un modelo del proyecto de arquitectura diseñado correctamente en 3D, sin apenas esfuerzo adicional y con rapidez, cualquier plano 2D necesario para documentarlo. Toda la información se encuentra en el modelo tridimensional, lo que hace posible que cualquier persona con acceso y conocimientos básicos pueda consultar el proyecto y obtener incluso más información de la que dispondría a través de los planos en 2D.
Los modelos BIM también son útiles durante el proceso de construcción. Permiten obtener información actualizada de aquellas zonas o elementos del proyecto de arquitectura que no aparecen en los planos, a partir de parámetros visuales personalizados (plano de corte, escala, visualización de elementos, etc).
A todo lo anterior hemos de añadir la evolución tecnológica que supone la posibilidad de prescindir del papel para visualizar el proyecto de arquitectura. Las tabletas digitales, en conjunción o no con técnicas de realidad aumentada, facultan a los técnicos para la visualización de los planos en 2D y el modelo 3D en la misma obra de construcción.
Por Pablo Vidal, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic