Después de la torre Burj Khalifa de Dubai, de 828 metros de altura, la segunda torre más alta del mundo, de 703 metros, se construirá en San Petersburgo, Rusia. Mientras que la última planta de la primera se encuentra a una altura de 587 metros, la del Lakhta Center II de la ciudad rusa alcanzará los 590 metros, lo que la convertirá en la planta en uso más alta del planeta. El proyecto, diseñado por la firma de arquitectura escocesa Kettle Collective, se unirá al Lakhta Centre I ya existente, actualmente el edificio más alto de Europa y sede del gigante del gas natural Gazprom.
El diseño conceptual, según sus arquitectos, «se ha inspirado en la energía en todas sus formas, desde las ondas helicoidales generadas en torno a los cuásares del espacio profundo, a las espirales de energía de las olas». Efectivamente, la gran torre parece elevarse en el cielo en espirales cinéticas que dan a la estructura una gracilidad, un dinamismo y una movilidad que la caracterizan. Por lo demás, el diseño se ha desarrollado con objetivos de sostenibilidad y eficiencia energética. Así, las formas helicoidales reducen las cargas por el viento de la torre y, como consecuencia, a la hora de su construcción, también la masa de los elementos estructurales y los fundamentos. Al mismo tiempo, las columnas en espiral que recorren toda la torre forman una «malla orgánica helicoidal abierta» que permite la incorporación de atrios francos a la luz, la ventilación y los espacios verdes verticales.
El Lakhta Center II, destinado a uso mixto, contará con ocho secciones, cada una de ellas organizada en torno a uno de esos atrios, con servicios compartidos y zonas ajardinadas. La última planta contará con un mirador sobre los cielos de San Petersburgo. Tal como afirman sus arquitectos, cuando se inaugure, la torre tendrá «una importancia nacional», ya que «situará a Rusia en la escena mundial como inversor en negocios e innovación y mentalidad creativa».