«Cúpula de luz: viento, fuego y tiempo», así tituló el italiano Narcissus Quagliata, «un pintor, un artista del vidrio, un profesor y un poeta», una de las obras más prominentes de su producción en el arte del vidrio. Se trata de la cúpula que protagoniza el pabellón central de la estación Formosa Boulevard de Kaohsiung, en Taiwán; 30 m de diámetro, una superficie de 670 m2 y 1.137 paneles individuales de vidrio de colores vivos entre los que levitan motivos figurativos y simbólicos. Según leemos, la Cúpula de luz cuenta «una rica narración de la experiencia humana», en cuatro partes que simbolizan el agua, cuna de la vida, la tierra, donde se desarrolló, la luz, símbolo del espíritu creador, y el fuego, o destrucción y renacimiento. Un monumento que atrae a propios y extraños, y que se ha convertido en un destino turístico en sí mismo. Al fin y al cabo, se trata de la «mayor cúpula artística de cristal iluminado del mundo».

Según cuenta la empresa alemana Derix Glasstudios, que produjo el vidrio de la Cúpula de luz, la fabricación de los 1.137 paneles individuales de vidrio que componen los 16 segmentos de la cúpula llevó «3 años enteros». Aproximadamente un tercio de la superficie de la cúpula es de vidrio soplado grabado al ácido, pintado a mano según la técnica de la areografía. En cambio, los dos tercios restantes son de vidrio fundido original de Murano, Italia. Y Derix Glasstudios concluye, «durante ese tiempo, Narcissus residió temporalmente en el estudio, donde él mismo ejecutó gran parte del proceso de pintura».

Lo cierto es que este trabajo para un espacio público nos ha llamado la atención por su espectacularidad, y aunque tuvo otro propósito como proyecto, la obra ha acabado en las listas de atracciones turísticas de la ciudad de Kaohsiung. Así aparece por ejemplo en la sección de «Cosas que hacer» de Tripadvisor. No es el primer encargo de Quagliata para un espacio público. Entre los más representativos de estos, además de la Cúpula de la luz, se encuentran la cúpula de cristal de la basílica de Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, en Roma, llamada «Divinidad en la luz», o el «Retorno al cosmos» en el vestíbulo de Torre Reforma 115, en Ciudad de México.

Os dejamos una galería de imágenes para que disfrutéis de esta gran obra, y cerramos este pequeño panegírico con unas palabras del mismo Quagliata: «la satisfacción que me produce trabajar en obras por encargo, desde pequeñas a monumentales, es que me siento útil (…); la comunidad disfruta de los resultados y su calidad de vida mejora en algo». Y concluye: «cada una de las personas que camina bajo mi «Cúpula de luz» en Taiwán y la disfruta activamente, me hace sentir que no he desperdiciado mi vida».