La gimnasia rítmica, con más de 80 años de historia, un deporte olímpico que nació en Rusia, cuenta con una nueva sede desde que, en 2019, abrió sus puertas el Palacio de Gimnasia Rítmica Irina Viner-Usmanova. El edificio se construyó por iniciativa de la actual presidenta de la Federación Rusa de Gimnasia Rítmica, Irina Viner-Usmanova, al que da nombre. Digno de una disciplina deportiva tan espectacular y bella como la gimnasia rítmica, el recinto ha recibido numerosos premios, entre ellos el Grand Prix 2019 como mejor proyecto realizado en aluminio, otorgado por Alum Forum (Foro Internacional del Aluminio en Arquitectura y Construcción), el Premio de Arquitectura 2020 de la ciudad de Moscú, como mejor instalación deportiva y de ocio, o el último, en septiembre de 2020, a la mejor infraestructura deportiva y cultural, concedido por el MIPIM (Mercado Internacional de los Profesionales en Inmuebles), que se celebra en Cannes, Francia, desde 1990.
Ubicado en el complejo de Luzhniki, Moscú, el Palacio Irina Viner-Usmanova es una instalación de cuatro pisos, con un total de 25.700 m2, para una audiencia de 4.000 espectadores. Cuenta con una cancha para competiciones, salas de entrenamiento, espacios para periodistas y jurados, además de los espectadores, salas de recreo y recuperación para las atletas y oficinas de administración. Entre sus instalaciones cuenta con un hotel para deportistas. Además de los entrenamientos, que pueden realizarse en dos sesiones simultáneas al día, el espacio sirve igualmente para celebrar conciertos y competiciones regionales o internacionales.
El estudio de arquitectura moscovita Creative Production Union PRIDE (CPU PRIDE) es responsable del diseño del edificio. La línea de una cinta de gimnasia rítmica que ondea en el aire fue la principal inspiración. Con ella el estudio dio forma al techado, un detalle determinante de su configuración general y gracias al cual el palacio deportivo adquiere un carácter emblemático único. La compleja planificación de la construcción del proyecto y la coordinación entre arquitectos e ingenieros especializados se realizó con tecnología BIM. «El entorno BIM ayuda a evitar errores humanos», explica Vitaliy Krestianchik, arquitecto jefe de CPU PRIDE, y añade: «el primer modelo que recibimos de los ingenieros (…) contenía 1.800 colisiones, que, por cierto, no son tantas. Con los dibujos en 2D sería sencillamente imposible detectar todos esos conflictos».
Podéis disfrutar del fantástico Palacio a vista de dron en este vídeo.