La misión de The Josef & Anni Albers Foundation es «la revelación y evocación de la visión a través del arte». Por su parte, su «organización hermana» Le Korsa, promueve instalaciones médicas, culturales y educativas en las zonas rurales de Senegal, en el África Occidental. Pues bien, ambas organizaciones colaboran para el desarrollo y construcción de un nuevo museo y centro cultural y comunitario en la ciudad de Kaolack, en el suroeste del país. Para la realización de su diseño, un jurado establecido por The Josef & Anni Albers Foundation y Le Korsa seleccionó al estudio de arquitectura con sede en Níger, Atelier Masōmī, de la arquitecta africana Mariam Issoufou Kamara. Su proyecto es el Museo Bët-bi, o «el ojo» en idioma wólof.

El museo, con el arte como tema central, ofrecerá a la comunidad local y nacional un programa educativo específico, así como exposiciones, actuaciones, proyecciones de películas y otros eventos, todo en régimen gratuito y abierto al público. O, según su portal electrónico, llevará «el placer de las artes visuales a una población que quizá no haya tenido acceso a los museos, así como a un público internacional», además de «unir a los seres humanos a través del arte». Por ende, las salas y espacios del museo Bët-bi se abrirán al arte africano tradicional y contemporáneo, al de la diáspora (incluidas obras del Renacimiento de Harlem) y al de una «miríada de otras culturas que demuestran la universalidad y la intemporalidad de diversos motivos visuales».

Según declaraciones del estudio de arquitectura Atelier Masōmī, el diseño del Bët-bi se ha realizado con el objetivo de que el museo forme parte del paisaje. En parte, este efecto se consigue gracias a que el edificio penetra en la tierra en vez de elevarse sobre ella. A este respecto, «al hundir las galerías bajo el suelo», aseguran sus responsables, «hacemos referencia a la sacralidad de la tierra, honramos lo que había antes y creamos al mismo tiempo un espacio para el arte y la expresión creativa».

Con lo que «había antes», el estudio de arquitectura se refiere a los pueblos que habitaron ancestralmente el territorio de Senegal donde se ubicará el museo. La cultura mandinga, «un pueblo de imperio y arquitectura monumental», por una parte, y, por otra, la del pueblo serer, con «una religión indígena profundamente mística que tenía una íntima relación con los elementos naturales: el sol, el viento, el agua, los espíritus ancestrales». Este planteamiento llevó al Atelier Masōmī a elegir los triángulos como figuras determinantes del diseño del museo Bët-bi, ya que, en su opinión, «definen la relación entre los elementos, los vivos y los muertos —en un ciclo que se auto renueva».

Fuentes e imágenes: Atelier Masōmī, Josef & Anni Albers Foundation.