Hasta ahora, las plantas desalinizadoras convencionales necesitaban extensas superficies de terreno para su desarrollo, habitualmente en zonas sensibles de la costa, así como largos períodos de planificación y construcción y, por ende, grandes inversiones. Su funcionamiento exigía además un empleo intensivo de energía. Sin embargo, con la propuesta que presenta la empresa canadiense Oneka, el proceso de desalinización de agua salada podría cambiar para siempre.
El nuevo sistema de Oneka no requiere de la construcción de grandes infraestructuras, es automático y no necesita energía externa ni produce emisiones de CO2. Es, por tanto, respetuoso con el medio ambiente. Se trata de un sistema alternativo que «convierte el agua de mar en agua dulce de forma innovadora y sostenible aprovechando la energía de las olas».
Tal como explica la firma canadiense, el sistema se compone de unidades flotantes o «boyas» en cuyo interior, una serie de bombas accionadas por el movimiento oscilante de las olas presurizan el agua y la impulsan hacia una planta que la filtra y la desaliniza mediante un proceso de ósmosis inversa optimizada energéticamente. Las unidades flotantes de Oneka se mantienen ancladas al fondo del océano. El sistema puede configurarse de tres formas: con una planta desalinizadora en cada una de las boyas; con una planta más grande en boyas mayores; o con un depósito de distribución situado en tierra al que las boyas suministran el agua dulce. Para su funcionamiento, el dispositivo requiere de olas de una altura media mínima de 1 m.
El sistema es capaz de producir desde 1 m3 de agua potable al día, con las boyas más pequeñas, de 350 kg de peso, hasta 50 m3 de agua dulce cada 24 horas en el caso de las unidades mayores, que alcanzan las 11 toneladas. Respecto al agua que contiene los iones salinos capturados en el proceso de desalinización, Oneka asegura que «la salmuera que vertemos tiene un impacto insignificante en la flora y la fauna marinas, ya que su concentración de sal es ligeramente superior (+30%) a la del océano».
El Departamento de Energía de Estados Unidos otorgó el premio Waves to Water, «que desafiaba a los competidores a diseñar, construir y probar dispositivos que utilizaran la energía de las olas para producir agua potable limpia a partir del agua del océano», de 1 mill de dólares, a la firma canadiense.
Podéis escuchar testimonios de los creadores del sistema en este vídeo: