Los aisladores sísmicos son unos dispositivos de ingeniería estructural cuyo propósito es mitigar los efectos destructivos de los sismos en edificios e infraestructuras. Gracias a los aisladores sísmicos es posible salvaguardar la estructura del movimiento del suelo que provocan los terremotos, mejorar significativamente su comportamiento ante ellos y reducir el riesgo de daños o colapsos durante su desarrollo.

Los aisladores deben instalarse estratégicamente para lograr el aislamiento de los edificios respecto de los movimientos sísmicos. Estos dispositivos aisladores, equipados con resortes y amortiguadores sintonizados, reducen la energía transmitida a la estructura y evitan así que esta se vea afectada por el terremoto.

El principio de funcionamiento de los aisladores sísmicos es el de la desconexión de la estructura de su cimentación. Con ellos las estructuras se deslizan o, más bien, es el suelo el que se desliza bajo ellas, en movimientos horizontales, durante el sismo.

El aislamiento sísmico es el único método probado que mantiene simultáneamente bajo control las desviaciones relativas y las aceleraciones de los pisos del edificio. Gracias a él se disipa el impacto del sismo más severo y se asegura así la continuidad del uso de la estructura después del evento sísmico.

Podéis leer más sobre arquitectura y construcción en relación con los temblores de tierra en el artículo:

Dispositivos para zonas sísmicas en arquitectura y construcción

Por Jean Carlos Soto, ingeniero estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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