«Vivimos una silenciosa catástrofe mundial», asegura la primera página del portal de la plataforma Humanise. Esta plataforma, iniciativa del estudio de arquitectura británico Heatherwick Studio, es precisamente la sede de una campaña mundial para aportar soluciones. Pero, ¿en qué consiste dicha «catástrofe»? Leemos: se trata de «una silenciosa catástrofe mundial de edificios aburridos que nos enferman, estresan y deprimen, al tiempo que destruyen nuestro planeta». Como vemos, el problema que plantea Humanise tiene dos vertientes; la primera desemboca en la dimensión emocional de la arquitectura; la segunda vertiente recae sobre su contribución al calentamiento global y las consecuencias para el medio ambiente.
Dimensión emocional de la arquitectura
Efectivamente, la arquitectura tendría ahora una 5ª dimensión, en vez de solo 4 (incluida la del tiempo). De hecho, según afirman desde el estudio de arquitectura, los «principales psicólogos y neurocientíficos del mundo» avalan que «nuestro entorno físico influye profundamente en nuestro bienestar». Dicho de otra forma, vivir entre «edificios aburridos que carecen de complejidad visual aumenta los índices de cortisol, lo que provoca mayores niveles de estrés». Es decir, la arquitectura tiene un efecto directo sobre la salud emocional y mental de quienes la sufren, no precisamente por vivir en ella o usarla, sino siquiera por mirarla, por enfrentarse a ella diariamente y de manera inevitable.
«Nos han obligado a vivir un siglo perdido de arquitectura dañina» —lanza Humanise la amarga queja al mundo—, una arquitectura que «nos ha estresado más, nos ha enfadado más, nos ha asustado más, nos ha dividido más: ha enfermado nuestras mentes». Eso justifica su campaña, prevista durante 10 años, para hacer frente a los «problemas de salud pública causados por los edificios aburridos e inspirar al público a que exija mejoras».
Una arquitectura que ha «enfermado nuestro planeta»
«Ha estado sucediendo durante 100 años y contando», se lamenta Humanise en uno de los mensajes que vierte desde su portal electrónico al espacio digital. Efectivamente, leemos, solo en el Reino Unido se derriban 50.000 edificios al año, lo que equivale a 126 millones de toneladas de residuos liberados en el medio ambiente. El arquitecto Thomas Heatherwick lo explica así: se trata de un siglo durante el que hemos construído «edificios que a poca gente le gustan». En consecuencia, añade, «se demuelen y sustituyen (…) una y otra vez porque a nadie le importan. Y eso genera residuos extraordinarios y enormes emisiones de carbono».
«El índice de edificios aburridos»
Para crear un «censo del problema», Humanise se dirige al público y solicita que fotografíe edificios que «te deprimen», aquellos «construidos por personas a las que no les importaba lo suficiente o no comprendían el impacto que los edificios tienen en nuestras vidas». La plataforma se propone aportar este censo y establecer un diálogo con promotores, diseñadores, políticos y planificadores urbanos para que contribuyan a «rehumanizar» nuestras ciudades.
El futuro: una arquitectura emocional, perdurable y sostenible
Para contribuir a resolver esta «crisis urbana», el arquitecto que encabeza Heatherwick Studio sugiere una regla sencilla: «un edificio debe ser capaz de atrapar la atención durante el tiempo que se tarda en pasar junto a él». Y a los planificadores urbanos y los promotores inmobiliarios les sugiere que ejerzan su oficio de acuerdo con tres principios fundamentales:
-Deben aceptar que la dimensión emocional de un edificio, o «lo que la gente siente» por él, es una parte fundamental de su función.
-Deberían trabajar a 1.000 años vista, es decir, diseñar edificios para que duren un milenio.
-Por último, un edificio debe ser todavía interesante a 2 m de distancia de la puerta. Según explican en la plataforma, a 40 m de distancia, somos capaces de percibir el edificio en su conjunto. A 20 m de distancia, en cambio, somos capaces de percibir más detalles de la obra de arquitectura: «¿Hay suficiente interés como para que te den ganas de volver a mirar?» Si la respuesta es afirmativa, entonces se trata de un «edificio humano». Sin embargo, la prueba última de que efectivamente es así, se encuentra a 2 m de la puerta. A esta distancia, un edificio te impacta con «los materiales, los detalles y la artesanía», o con su ausencia; de nuevo, los buenos edificios «valen la pena la molestia de acercarse y experimentarlos en la proximidad», es decir, a esa distancia de la puerta.
Así ve Humanise lo que necesitamos en el futuro; «no es más conformismo sino más creatividad». Dicho de otra forma, «más complejidad. Más emoción. Más humanidad». En definitiva, una arquitectura emocional, perdurable y sostenible.
Fuentes: Humanise, Heatherwick Studio.
Imágenes: Humanise.