Un experimento tecnológico recientemente publicado en el International Journal of Architectural Computing, realizado por los investigadores Matías del Campo y Sandra Manninger, de la Universidad de Michigan, abre nuevas posibilidades para la arquitectura. Según declaraciones de Del Campo al diario especializado Tech Explore, el experimento responde a «una larga obsesión con la idea de polinizar de forma cruzada los campos de la arquitectura y la Inteligencia Artificial (IA)». Efectivamente, se trata de una nueva aplicación de la IA al campo del diseño arquitectónico. Concretamente, consiste en la utilización de redes neuronales convolucionales (CNN por sus siglas en inglés) para la generación automática de diseños arquitectónicos.
Las CNN son complejos sistemas algorítmicos que permiten «aprender» a los ordenadores y, al aprender, a reconocer objetos y formas complejas como el rostro humano (el reconocimiento facial cada vez más extendido se basa en esta tecnología), animales o, en el caso del experimento de la Universidad de Michigan, estilos arquitectónicos. El paso fundamental que han dado en su investigación Del Campo y Manninger es el de convertir el sistema pasivo de reconocimiento de formas de las CNN, en otro activo que, a partir de esas formas, es capaz de generar otras. Para ello tuvieron que recurrir a algoritmos generativos como Deep Dream, una tecnología que emula la producción onírica del cerebro humano.
En los primeros pasos de su trabajo, experimentaron con las redes neuronales en 2D, las más sencillas de las existentes. Así, aplicaron su método a estilos artísticos en pintura. De esta forma, fueron capaces de transformar una imagen modelo para que adoptara el estilo de un pintor clásico como, por ejemplo, Rembrandt. El paso siguiente fue el de aplicar estos algoritmos de transformación a imágenes en 3D, en este caso a modelos arquitectónicos.
Mediante un extenso catálogo de archivos OBJ (un formato que utilizan numerosos programas de edición de imágenes en 3D), Del Campo y Manninger «entrenaron» a una CNN para que fuera capaz de convertir el estilo arquitectónico de un modelo de edificio en otro estilo concreto, o incluso en un estilo híbrido inexistente como tal. Es el caso del diseño de la imagen, generada al combinar un estilo moderno estándar con el antiguo barroco, cuyo resultado, como puede verse, no se asimila de forma clara ni a uno ni a otro.
Por el momento, los trabajos de investigación de Del Campo y Manninger pertenecen al ámbito teórico y conceptual de la arquitectura. Aunque los diseños arquitectónicos automáticos generados en su experimento no son funcionales y no pueden trasladarse todavía al mundo material, pueden servir como fuente de inspiración para los arquitectos. En cualquier caso, el desarrollo de su experimento se encuentra todavía en una fase muy preliminar y, como suele ocurrir, el futuro está abierto a múltiples posibilidades. Quizá, en unos años, la autoría de los diseños arquitectónicos pase de los humanos a las computadoras. Estaremos vigilantes a sus avances.