La arquitectura, como muchas otras disciplinas que sirven a la sociedad, se adapta constantemente a los cambios que se producen en ella, tanto respecto a sus necesidades como a sus demandas. En este sentido, son tres los aspectos en los que se han producido esos cambios durante las últimas décadas, los cuales, sin duda, persistirán durante la próxima: un crecimiento demográfico vertiginoso, el cambio climático producido directamente por efecto de su actividad general, y un avance casi tan rápido en las tecnologías de que dispone. Las tendencias en arquitectura para la década que acabamos de inaugurar, y probablemente para las siguientes, están íntimamente relacionadas con esas transformaciones.
Así, con una población mundial en constante aumento, de unos 7.700 millones de personas en la actualidad, el sector de la construcción y la arquitectura acusa la presión para ofrecer soluciones en infraestructuras, tanto de viviendas como de servicios. Por otra parte, el hecho de que ese aumento de población se produzca en mayor porcentaje entre las clases medias y bajas, implica que dicha presión incide tanto en el número de construcciones como en su accesibilidad económica.
En este sentido, se multiplicarán en el futuro las iniciativas arquitectónicas orientadas a la reducción de los costes de construcción. Una de sus manifestaciones es la incorporación de la modularidad a los edificios, así como la reducción de su escala. En este sentido, cobran importancia los diseños flexibles, que puedan acomodarse a una amplia variedad de escenarios y actividades. Ejemplos de su efecto son la aparición de las «mini casas» o los «micro apartamentos». Pero también, la construcción de desarrollos de uso mixto, con los que se crean sectores autónomos dentro del tejido urbano. Así, adaptabilidad y flexibilidad serán principios estrella en arquitectura y construcción para la próxima década.
En cuanto a la preocupación por el calentamiento global, esta ejerce presión de igual manera sobre la construcción y la arquitectura. Durante los últimos años hemos visto, por ejemplo, la incorporación de jardines y vegetación a los edificios, una idea que se consolidará en el futuro. Pero además, se incorporan a la construcción nuevos materiales, más respetuosos con el medio ambiente, como la madera, o se investiga para producir diferentes tipos de cemento, con el fin de que su producción y uso reduzcan considerablemente la emisión de gases de efecto invernadero. Ejemplos de estos últimos son el CO2Concrete, recientemente desarrollado por la UCLA (University of California, Los Ángeles), o los geopolímeros sintéticos basados en aluminosilicatos, los cuales requieren para su producción de una temperatura más baja que la que exige el cemento convencional. Por otro lado, se generaliza el empleo de materiales reciclados, como por ejemplo el uso de contenedores, como hemos visto en multitud de iniciativas para la construcción de viviendas, hoteles o bungalows en campings. Así, otro principio general que guiará la arquitectura durante la próxima década será el de la economía circular.
En cuanto a las tecnologías emergentes, se observa la consolidación del modelado 3D y la realidad aumentada para la visualización realista de los proyectos de arquitectura. En este sentido, se incorpora el sistema BIM7D para su gestión integral, desde la fase inicial de diseño y concepción, hasta el final de su vida útil, con la incorporación de nuevas perspectivas previas a la colocación del primer ladrillo en edificios y desarrollos, incluidas la económica y la medioambiental. Las iniciativas para la automatización de la construcción se multiplican en estos momentos y seguirán haciéndolo en el futuro próximo. Los sistemas de impresión 3D de edificios o las máquinas de enladrillado, entre otras tecnologías, mejorarán en eficiencia y versatilidad.
Todas estas son tendencias que se desarrollarán y ampliarán durante la próxima década, más allá de que el sector de la construcción y la arquitectura todavía nos guarde alguna sorpresa.