La serialización y deserialización son procesos fundamentales en el envío de datos a través de la red o en su almacenamiento en diferentes formatos.

La serialización es el proceso de convertir un objeto o estructura de datos (como un objeto en programación, una lista, un diccionario, etc.) en un formato que pueda ser almacenado o transmitido. Este formato suele ser un flujo de bytes, una cadena de texto o un formato estructurado como JSON o XML.

El objetivo de este proceso es simplificar los datos complejos en representaciones más manejables para su transmisión a través de la red o su almacenamiento en un medio persistente, como un archivo o una base de datos. La serialización es especialmente importante en el intercambio de datos entre sistemas, sobre todo cuando el emisor y el receptor operan en diferentes plataformas o lenguajes.

La deserialización es el proceso inverso. Consiste en tomar datos que están en un formato serializado (como una cadena de texto o un flujo de bytes) y convertirlos nuevamente en un objeto o estructura de datos en memoria. Esto permite que los datos transmitidos o almacenados sean interpretados, el objeto o la estructura original reconstruida, y que el sistema receptor los utilice. Por ejemplo, en Python, podemos serializar un objeto, como un diccionario, con su conversión a JSON, y, una vez recibido, deserializarlo para convertir ese JSON de nuevo en un objeto de Python.

En resumen, la serialización y deserialización permiten el intercambio de datos entre diferentes sistemas de manera eficiente y estructurada. Este método también se aplica a la gestión de la información contenida en proyectos de arquitectura que se realizan con el sistema BIM. Para ello, se puede recurrir a programas informáticos como Dynamo, una plataforma que permite a los diseñadores explorar la programación visual, resolver problemas y crear sus propias herramientas.