La protección del patrimonio cultural tangible —específicamente, de edificios y construcciones históricas—, tiene como objetivo preservar su valor testimonial y transmitir su legado a las generaciones futuras. Una de las formas de protección de dicho patrimonio es precisamente la arquitectura para la conservación. Hoy, sin embargo, la inteligencia artificial (IA) ha entrado también en este campo y abre nuevas y prometedoras vías para la salvaguarda y el reconocimiento del patrimonio histórico.
Efectivamente, una creciente cantidad de proyectos de investigación sobre lugares y edificios históricos se desarrollan en la actualidad con una combinación de técnicas de IA —como el aprendizaje automático y la visión por computadora—, con herramientas tecnológicas avanzadas como drones, robots y escáneres tridimensionales.
Por ejemplo, mediante el uso de drones equipados con sensores inteligentes, es posible llegar a zonas remotas o de riesgo en una edificación, capturar imágenes aéreas y generar nubes de puntos tridimensionales. Este aluvión de datos se procesa con un programa informático de modelado para crear modelos HBIM (Modelado de Información de Edificios Patrimoniales). Además, con la IA se analizan automáticamente las imágenes y la información recopilada para evaluar el nivel de deterioro e identificar áreas que requieren intervención.

Otra aplicación importante de la IA en arquitectura de conservación es el diagnóstico y seguimiento continuo. A partir de un modelo HBIM de un edificio histórico, se implementan sistemas inteligentes que monitorizan en tiempo real el «estado de salud» del edificio y sugieren las soluciones adecuadas para su gestión y conservación. Los sensores instalados en puntos estratégicos captan los parámetros físicos, estructurales, ambientales y de uso, y facilitan así la ejecución de estrategias de intervención específicas para cada problema detectado.
Respecto a la reconstrucción de piezas fragmentadas, la IA hace posible procesar y recomponer de manera autónoma y en poco tiempo, mediante robots, fragmentos de elementos antiguos cuya recomposición manual resultaría extremadamente compleja.
Finalmente, la preservación se beneficia de modelos predictivos fundamentados en IA, capaces de identificar factores de riesgo y vulnerabilidades en los edificios históricos. Estos modelos consideran escenarios diversos —riesgos ambientales, efectos del cambio climático, intensidad de uso y condiciones estructurales, etc.— y ayudan de esa manera a la toma de decisiones con el fin de minimizar la pérdida de patrimonio.
Por David González Molina, gestor BIM en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

