Published On: 03.11.2021|Categories: Artículos|Tags: |

Aunque el historiador y sociólogo estadounidense Lewis Mumford atribuyó la aguda observación al matemático y filósofo británico Bertrand Russell ya en 1934, fue el físico italiano Cesare Marchetti, en su artículo de 1994 Anthropological Invariants in Travel Behaviour, el que formuló el principio que hoy lleva su nombre (si bien el propio Marchetti atribuye el hallazgo al analista e ingeniero de transportes israelí Yacov Zahavi). Sea como fuere, este principio afirma que el tiempo medio diario que una persona emplea en los desplazamientos entre su casa y el trabajo es de una hora, o media hora en cada sentido. Ese tiempo medio de desplazamiento en un sentido, o «constante de Marchetti», se cumple igual en las ciudades de antes de 1800, como hoy en las modernas.

Así, según datos que aporta la publicación Quartz (extraídos del artículo de Marchetti), antes de 1800, cuando la gente acudía al trabajo a pie, el diámetro medio de las ciudades europeas (Roma, Venecia o Berlín entre ellas), era de 5 km. Si tenemos en cuenta que la mayoría de personas recorre una distancia de 1,6 a 3,2 km al caminar durante 30 min, podemos concluir que el tiempo necesario para recorrer a pie el radio de dichas ciudades se acercaba bastante a la constante de Marchetti. De nuevo, de acuerdo con los datos recientes disponibles, el tiempo medio de desplazamiento al trabajo en Estados Unidos es en la actualidad de 27,6 min, de 26,2 en Canadá o de 29,5 en Reino Unido; en Europa, la media es de 25 min, mientras que en China (datos del 2015), la media nacional era de 27 min; en cambio, en un país de Oriente Medio como Dubai (ya que no hay datos generales), el tiempo de desplazamiento medio es de 39,32 min (no debemos olvidar que estos datos son medias, lo que implica cierta variabilidad y, en todo caso, solo demuestran tendencias).

Si bien Marchetti atribuye en su artículo el curioso hecho a «la unidad de los instintos de viaje en todo el mundo, por encima de cultura, raza y religión», otros analistas lo atribuyen a cuestiones de consumo y economía del tiempo. En todo caso, la constante de Marchetti explica la forma natural en que se desarrollan el urbanismo y las ciudades. Así, su validez, al menos durante los dos últimos siglos, se explica por el hecho de que cuando aparece un nuevo medio de transporte que reduce el tiempo de desplazamiento para sus habitantes, las ciudades se expanden típicamente hasta el límite a partir del cual ese tiempo pasa a ser mayor de 30 minutos. Así, por ejemplo, los tranvías y el metro permitieron primero a la gente vivir en un barrio y trabajar en otro. Posteriormente, los trenes de cercanías, o los coches y las autopistas, aumentaron gradualmente la distancia entre las viviendas suburbanas y los centros de trabajo de la ciudad. Y siempre, hasta el límite de esos alrededor de 30 minutos en cada sentido.

Como vemos, la constante de Marchetti es una función de la eficiencia (o velocidad) de los medios de transporte disponibles, y el radio de las ciudades. Podemos expresar matemáticamente, por tanto (con mero afán lúdico e ilustrativo), el principio que subyace en la llamada constante de Marchetti (kM), como una función (f) del radio de la ciudad, o distancia que las personas han de recorrer desde su casa al centro de trabajo (r), y de la velocidad de desplazamiento que permiten los medios de transporte a su disposición (v):

kM = f (r/v)

En la actualidad, con el auge del teletrabajo y la consiguiente ausencia de desplazamientos, la evolución del urbanismo podría tomar un camino distinto. Por el momento, según estudios recientes, el trabajo a distancia ha propiciado que la demanda inmobiliaria se desplace de los densos distritos comerciales del centro de la ciudad a los barrios suburbanos menos densos y, también, a las zonas rurales. Seguro que vosotros, como nosotros, no sois ajenos a las noticias que recogen el creciente éxodo hacia los pueblos gracias al teletrabajo. Será interesante seguir la evolución.

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