El estadio Aviva, conocido históricamente como Lansdowne Road Stadium, es un recinto deportivo cuya construcción se realizó en 1872 y que se reformó completamente en 2007. Con esa reforma el estadio deportivo más que duplicó su capacidad, de 24.000 a 52.000 espectadores. La ampliación del estadio representó un gran desafío de arquitectura e ingeniería, debido a la necesidad de mantener la misma ubicación, debido su arraigo y su valor sentimental en la ciudad de Dublín, República de Irlanda.
El río Dodder rodea el estadio por el este y el sur, lo que supone la primera gran barrera natural, aunque no la única. Al norte, el edificio del complejo deportivo limita con barrios residenciales, mientras que por el oeste cruza una vía ferroviaria. Esta situación obligó a ampliar el estadio —recordemos, a más del doble de su capacidad— sin salirse de la superficie que ya ocupaba.
Para resolver ese reto, se diseñaron graderíos asimétricos, muy inclinados y con formas onduladas que se ajustan a los límites de la parcela. Además, se creó un túnel para la línea ferroviaria, que cruza literalmente por debajo de las gradas del estadio. También se llevó a cabo la construcción de un paseo a orillas del río, con el que se dotó a los vecinos de un espacio público donde disfrutar de la naturaleza.
En definitiva, el estadio Aviva de Dublín es una obra maestra de arquitectura e ingeniería que llegó a concluirse gracias a los avances tecnológicos en el ámbito de la construcción. Y además, con total respeto por su historia y su entorno.
Por Alberto López, ingeniero de estructuras sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic