Diseño de paisajismo con un toque de agua

El término del castellano «jardín» tiene su origen en el vocablo del francés antiguo jart, o «huerto», y este del término gard, «cercado», de la todavía más antigua lengua de los francos, mientras que la palabra «parque» tiene su origen en el término francés parc. Han pasado muchos siglos desde que un jardín fue primero un cercado y luego un huerto, hasta hoy que es casi sinónimo de parque, o al menos complementario de él, y hace referencia de forma general a los espacios verdes. En algún punto de esa evolución, quizá incluso antes con Nabucodonosor II en la Babilonia del siglo VI a.C., el agua entró a formar parte de ellos en forma de estanques, lagos o pequeños arroyos.

Pues bien, el diseño de estos elementos acuáticos particulares ha experimentado una evolución que, como no puede ser de otra forma, corre pareja a la evolución de las tendencias en el diseño de parques y jardines, también llamado paisajismo o, de otra forma, arquitectura paisajística o del paisaje.

Tradicionalmente, en el área geográfica occidental, los jardines se concibieron como una extensión de la arquitectura de los propios edificios, o espacios verdes que entraban dentro de la construcción y en los que se domesticaba la naturaleza. Esta perspectiva impuso el diseño de zonas verdes y elementos acuáticos con trazados lineales y formas poligonales. En otros casos, como en los primeros jardines egipcios o los jardines formales franceses, la propia canalización del agua determinó su diseño.

Con la llegada del jardín inglés o jardín romántico, precisamente bajo la influencia de la Ilustración primero y del Romanticismo después, la domesticación de la naturaleza salvaje se hace de forma más sutil. Con ello, el jardín se convierte en un lienzo del estado virginal de la naturaleza, un estado abierto al libre juego de las emociones individuales. Los elementos acuáticos preferidos para expresar estos ideales son el riachuelo y el estanque.

Es precisamente a partir del Modernismo del siglo XX cuando el paisajismo se establece como disciplina autónoma e independiente de la construcción. Los jardines y parques experimentan una libertad absoluta al reinterpretar referencias históricas con el nuevo lenguaje de la arquitectura vanguardista. El agua desempeña todavía un papel importante como recurso integrador en proyectos de diversas escalas, desde los domésticos hasta los urbanos o territoriales.