El diseño y la arquitectura se adaptan en la era espacial a nuevas condiciones físicas y materiales inexistentes en la Tierra, a medida que la humanidad emprende misiones a estaciones espaciales o imagina futuribles colonias en la Luna o en Marte. La microgravedad es una de las condiciones que se da en esos entornos peculiares y desafiantes para los arquitectos.

El diseño y la arquitectura extraplanetaria exige un enfoque nuevo tanto para la distribución eficiente de espacios como para la solución de los riesgos relacionados con la radiación cósmica o el impacto de micrometeoritos. Sin embargo, la microgravedad también abre el campo a una arquitectura innovadora que escapa a las limitaciones terrestres. La creación de espacios flexibles y multifuncionales, que se adapten a las cambiantes necesidades de los astronautas, es un ejemplo de las exigencias que debe abordar.

Entre los numerosos ejemplos de arquitectura espacial, se encuentra la Estación Espacial Internacional, con su diseño modular y los sistemas de reciclaje de agua y aire de que depende. O proyectos futuros como la estación lunar Gateway, o las propuestas de cúpulas inflables para Marte.

Con los avances orientados a nuestra futura presencia y permanencia en el espacio, la arquitectura en microgravedad se convierte en un campo emocionante y desafiante. En ella se combinan creatividad, tecnología y la búsqueda de soluciones innovadoras que habiliten a la humanidad para vivir en condiciones de bienestar en los confines del universo.

Por Juan Guardiola Cutillas, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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