Después de varias décadas desde que Thomas Bock imaginó un futuro en el que la construcción sería realizada por robots, la robótica empieza a tener presencia en el sector a través de prototipos plenamente funcionales. En algunos casos se trata solo de robots fabricados parcialmente a partir de maquinaria convencional como grúas y excavadoras, pero en otros son máquinas creadas para resolver procesos específicos. Es el ejemplo del robot SAM 100, producido por la firma estadounidense Construction Robotics.
Según los cálculos realizados, el promedio de ladrillos que puede colocar un albañil en un día de jornada laboral es de aproximadamente 500 ladrillos. En cambio, SAM 100 supera esa cifra con un ritmo de 3.000 ladrillos por día. La utilización de este robot, capaz de colocar bloques a mayor velocidad que un obrero cualificado, supone una importante reducción de costes en la construcción de nuevas viviendas.
El prototipo cuenta con un brazo robótico, una bomba para bombear el cemento y un depósito donde se almacenan los ladrillos. No obstante, SAM 100 aún requiere de la asistencia de personal humano para la alimentación del depósito de ladrillos.
Otras grandes empresas constructoras han empezado a desarrollar nuevos prototipos, con desarrollos como los siguientes, entre otros:
- El proyecto europeo BADGER, liderado por la Universidad Carlos III, desarrolla un robot de microtunelación para construir infraestructuras sin zanjas.
- El proyecto ROBIM, propuesto por un consorcio español, desarrolla por su parte un sistema robótico autónomo para la inspección técnica de edificios con el objetivo de su rehabilitación.
Por Jean Carlos Soto, ingeniero estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic