Ha llamado nuestra atención el proyecto de desarrollo urbanístico y arquitectura bautizado como Turtle Bay (o Bahía de las Tortugas), un destino de ocio y turismo de casi 3 km2, para su construcción en el interior de la bahía de Dajla, al sur de Marruecos, en la costa atlántica del Sáhara Occidental. Tal como lo presentan sus responsables, el estudio de arquitectura Scott Bronwrigg, se trata de un «destino de turismo deportivo y de bienestar ecológico». O, de otra forma, «una rica combinación de usos mixtos que incluye (…) instalaciones para la comunidad y los visitantes (…), con una sólida agenda de sostenibilidad». Pero veamos cómo y por qué.

Turtle Bay es un proyecto situado entre el desierto y el mar, con un «claro lenguaje arquitectónico contemporáneo» y con un «genius loci» paisajístico, deportivo y cultural único. Por genius loci, los arquitectos de Scott Bronwrigg hacen referencia a un espíritu que, según la mitología del antiguo Imperio Romano, protegía un lugar, ya fuera un edificio o un punto geográfico determinado. En el caso de Turtle Bay, este genio o espíritu ha guiado a los arquitectos para sintetizar en su proyecto las tradiciones pasivas con las que los lugareños siempre respondieron al clima extremadamente seco. Es por ello que Turtle Bay «celebra su ubicación desértica y evita los paisajes “verdes”, ajenos e insostenibles».

Y efectivamente, el complejo se proyecta con un variadísimo espectro de usos tanto para la comunidad local, tal como señalaban sus arquitectos, como para turistas y visitantes. Por el lado de los primeros, los habitantes del lugar encontrarán en este desarrollo urbanístico un zoco, riads (casas típicas con un patio interior), un hospital, una escuela primaria internacional, una clínica de salud deportiva, escuela de negocios y gestión, escuela culinaria de especias, un edificio multiconfesional, galerías para conciertos, espectáculos y exposiciones de arte y «alojamientos para trabajadores».

En cambio, los turistas encontrarán, además de todo lo anterior, una hípica, un spa, una escuela internacional de kitesurf, un «restaurante con estrellas Michelin», centro de tenis, una zona de aventura con tirolinas y, por supuesto, alojamientos y hoteles. El proyecto prevé también la construcción de un nuevo «minipuerto», que ofrecerá actividades de ocio, pero también una conexión marítima con la ciudad cercana de Dajla.

Respecto a la sostenibilidad, más allá de respetar las condiciones del desierto, los arquitectos prevén la creación de «invernaderos de agua salada» para destilar agua dulce. Por otra parte, los coches no podrán acceder al complejo, sino que dispondrán de aparcamientos cubiertos con paneles fotovoltaicos en su entrada. Además, la intervención se ha establecido sobre un largo banco de arena existente, de forma que no altere el paisaje ni el entorno natural. Por último, el proyecto permitirá la creación de unos 1.400 puestos de trabajo, de forma que la población local se beneficie directamente de él.

Ya escribimos sobre otro proyecto de Scott Bronwrigg en un artículo anterior, al que accedéis AQUÍ.

Y podéis haceros una idea del ambicioso proyecto de Turtle Bay en este vídeo:

Fuentes: Scott Brownrigg, World Architecture. Imágenes: Scott Brownrigg.