La renaturalización del arroyo Cheonggye, antiguo afluente del río Han que atraviesa el centro de Seúl, Corea del Sur, es un caso paradigmático de recuperación urbana. Es un ejemplo, o mejor, un modelo de renaturalización de infraestructuras urbanas que ha sido objeto de interés internacional. De hecho, ha inspirado proyectos similares en otras ciudades que buscan revertir los efectos negativos de la urbanización en sus ecosistemas. Con su desarrollo, se recuperaron espacios naturales y el tejido urbano se hizo más habitable y sostenible. A través de esta intervención estratégica, Seúl logró transformar un área degradada en un referente de desarrollo ecológico y social, un espacio sostenible ambientalmente y un factor de calidad de vida para los habitantes de la ciudad.

Kwang Mo Choi (최광모) - CC BY-SA 4.0

Antecedentes y contexto histórico

El arroyo Cheonggye o Cheonggyecheon, que fluyó antiguamente de oeste a este a través del centro de la capital de Corea del Sur, sirvió a la vida cotidiana de los habitantes locales desde el periodo de la Dinastía Joseon (1392-1897). Históricamente, desde los tiempos de esta dinastía hasta mediados del siglo XX, formó parte del primer alcantarillado de Seúl. Tras la Guerra de Corea (1950–1953), muchos habitantes emigraron a la ciudad y se asentaron en casas provisionales junto al arroyo. Por fin, la basura y los desperdicios hicieron que fuera cubierto de hormigón en 1958. Todavía en 2003, el arroyo seguía enterrado bajo una intrincada maraña de infraestructuras urbanas. Entonces, Lee Myung-bak, alcalde de Seúl, propuso su restauración como parte de un plan más amplio de regeneración urbana.

Kwang Mo Choi (최광모) - CC0 1.0 Public Domain

Proceso de renaturalización urbana

El proyecto de restauración del Cheonggyecheon concluyó en septiembre de 2005, dos años después de que lo propusiera el alcalde de la capital. Las obras consistieron en la eliminación de la autopista que cubría el arroyo y el rediseño del curso de agua. Con un coste total de aproximadamente €357 millones, el proyecto transformó un tramo de 5,8 km en un espacio público verde y accesible.

Uno de los principales desafíos técnicos fue la recuperación del caudal de agua, ya que el arroyo original había prácticamente desaparecido. Fue necesario un sistema de bombeo para mantener el flujo constante de agua desde el río Han. Con ello, el arroyo recuperó una apariencia y una función cercanas a su estado original. Por lo demás, fue necesario redefinir el tráfico rodado por el centro de la ciudad. Y también se decidió la restauración de varios puentes históricos que cruzaban el Cheonggyecheon.

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Impacto del proyecto de renaturalización del arroyo Cheonggye

La renaturalización del Cheonggyecheon ha tenido consecuencias múltiples en la ciudad. Desde una perspectiva medioambiental, la restauración mejoró la calidad del aire y redujo la temperatura promedio de la zona. La biodiversidad local, con la reaparición de especies de flora y fauna que habían desaparecido, encontró las condiciones favorables para su desarrollo.

En cambio, desde un punto de vista urbano, la renaturalización del Cheonggyecheon revalorizó las propiedades en los aledaños, lo que quizá pudo haber tenido la consecuencia indeseable de la gentrificación. En cualquier caso, la eliminación de la autopista mejoró la movilidad peatonal y el acceso a un espacio público agradable y natural, en el que no solo se respira mejor sino que la vista se regala con un inesperado paisaje.

Ken Eckert - CC BY-SA 4.0

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