En octubre de 2008, mientras se construía el Burj Khalifa en Dubai, el multimillonario príncipe Alwaleed Bin Talal, uno de los muchos sobrinos del entonces rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdulaziz al-Saud, anunció la construcción de un rascacielos que superaría en altura a aquel y le arrebataría así el título de edificio más alto del mundo. Se trataba de la que entonces se llamó Kingdom Tower y que en la actualidad se conoce como Jeddah Tower. En aquel año, para evitar la competencia de otros promotores, el príncipe Alwaleed prefirió no desvelar la altura prevista del edificio. Sin embargo, hoy sabemos que el diseño, de Adrian Smith, el mismo arquitecto que concibió el Burj Khalifa (cuando formaba parte del estudio de arquitectura Skidmore, Owings & Merrill), pretendía alcanzar los 1.000 metros de altura.
El diseño de la Jeddah Tower respondía a un desarrollo de uso mixto. El primer tercio del edificio, en su base, se dedicaba a espacio para oficinas, seguido de un hotel de lujo, mientras que las plantas más altas de las 167 de que constaba se destinaban a apartamentos. Por otra parte, la planta de la Jeddah Tower, al igual que la del Burj Khalifa, tendría forma de Y. Tras exhaustivas pruebas realizadas en el túnel de viento, Smith y sus ingenieros concluyeron que el diseño de tres lados y aristas afiladas era más aerodinámico que el de cuatro lados, de manera que con él se reducía considerablemente la carga estructural por la fuerza del viento. Y en la planta 157, en cambio, el diseño preveía un helipuerto. Sin embargo, después de que pilotos expertos advirtieran del peligro que representaban los vientos del desierto a esa altura para el aterrizaje de un helicóptero, la estructura se reorientó. En consecuencia, dicha estructura debía convertirse en la plataforma de observación más alta del mundo.
Para hacernos una idea de las dimensiones de la construcción de la Torre Jeddah, basta con considerar que los pilotes de hormigón sobre los que se asienta tienen 3 m de diámetro y una longitud mayor que la de un campo de fútbol. Estos gigantescos cimientos comenzaron a establecerse el 1 de abril de 2013, y solo un año después, en septiembre de 2014, pudo comenzar la construcción de la torre sobre el suelo. Sin embargo, los trabajos se detuvieron en 2017 como consecuencia de la crisis política que sufrió Arabia Saudí en ese momento.
Efectivamente, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, en lo que se denominó una «purga» anticorrupción, desencadenó la detención de 11 príncipes saudíes, entre ellos Alwaleed bin Talal y algunos de sus socios en el proyecto el Saudi Binladin Group, principal patrocinador financiero de la Jeddah Tower. Tras pagar cientos de millones de dólares en multas, los hombres fueron finalmente liberados, y en 2018 se reanudó la construcción de la torre con fecha de finalización en 2020. Pero los problemas laborales con uno de los contratistas echaron por tierra estos planes y la pandemia de COVID puso fin a todas las esperanzas de reanudar la construcción en 2020. En la actualidad, la Jeddah Tower se levanta unos 300 m, menos de un tercio de la altura proyectada, y no se conocen planes oficiales para la finalización de su construcción.
La única referencia a dichos planes parece encontrarse en el vídeo de presentación por parte de la Jeddah Economic Company, promotora del proyecto general de la ciudad de Jeddah, del que la Jeddah Tower es la pieza principal. En él se hace referencia a «la torre más alta del futuro», seguida de la precisión «en 2030». Aquí podéis disfrutar de este vídeo: