Cuando hablamos de obras monumentales de ingeniería, generalmente nos referimos a estructuras de acero u hormigón de gran tamaño y/o formas únicas. Sin embargo, a menudo pasamos por alto los asombrosos volúmenes de tierra que se mueven de manera rutinaria al construir carreteras o vías férreas. Adentrémonos en este ámbito de la ingeniería del que se conoce tan poco.
Durante la construcción de muchas infraestructuras comunes, como por ejemplo las carreteras, se desplazan o se cortan montañas enteras y, en consecuencia, surgen nuevas formaciones geográficas. Echemos un vistazo, a modo de ejemplo, a las estadísticas relacionadas con las carreteras en España:
El país cuenta con una extensa red de más de 165,000 km de carreteras. Si calculamos un promedio de 100.000 m3 de tierra desplazada por km, nos encontramos con la sorprendente cifra de que, para su construcción, ha sido necesario un movimiento de tierras equivalente a más de 3.5 veces el monte Everest.
Aún más impresionantes son las cantidades de tierra que se emplean en la construcción de grandes presas. Para ello se utiliza maquinaria como la Hitachi EX8000-6, con una capacidad de pala de hasta 42 m3 de tierra. Esta descomunal excavadora debe ser transportada en partes y ensamblada en el lugar de trabajo.
Con una longitud de 24 m, 16 m de ancho y una altura de 12 m, la Hitachi EX8000-6 pesa 700 toneladas y está equipada con un motor de 1.000 caballos de fuerza. Sus dimensiones son tan gigantescas que resulta difícil concebirlas mentalmente. Imaginad que esta máquina puede recoger 10 automóviles de una sola vez y desplazar la asombrosa cantidad de 50.000 m3 de tierra, equivalente a unas 500 piscinas olímpicas, en tan solo una jornada de trabajo de 8 horas.
Por Jorge Laguna, jefe de la sección de estructuras del Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic