El archipiélago de las Islas Feroe, en el Atlántico Norte, casi equidistante de Islandia, Noruega y Reino Unido, consta de 18 apretadas islas de origen volcánico, 17 de ellas habitadas. Su territorio, rodeado de acantilados, es predominantemente montañoso. Y su economía, que sostiene a unos 54.676 habitantes (según censo de agosto de 2023), depende fundamentalmente de la pesca y la industria derivada. Nación constituyente (como Groenlandia) del Reino de Dinamarca, autogobernada en casi todos los aspectos desde 1948 (con la excepción de los asuntos de defensa, relaciones exteriores, sistema legal y política cambiaria), las Islas Feroe tienen un primer ministro y un parlamento propios, y 2 representantes en el Parlamento danés.

Dada su accidentada orografía, así como su insularidad, el transporte en las islas Feroe se confió históricamente al tráfico marítimo, con muy poco desarrollo de infraestructuras dedicadas hasta mediados del siglo XX. Desde entonces, en un proceso todavía en marcha, se han multiplicado los puentes y, sobre todo, los túneles, los cuales han tomado el protagonismo frente a las rutas marítimas. Uno de esos túneles, que abrió al tráfico el 19 de diciembre de 2020, representa un logro de ingeniería. Es el túnel de Eysturoy (Eysturoyartunnilin en idioma local).

El túnel de Eysturoy, de 11,24 km de longitud y casi €120 millones de coste según declaraciones de la compañía contratista, la sueca NCC, representa la mayor inversión en infraestructuras de la historia de las Islas Feroe. Su boca principal se encuentra en la isla de Streymoy, en la pequeña localidad de Hvítanes, al norte de Torshavn, la capital. El túnel discurre desde ella hacia el noreste, hasta que, de pronto, inesperadamente, sin haber alcanzado la superficie, se bifurca en dos ramales. El ramal noroeste sale poco después a la luz en la localidad de Strendur, mientras que el brazo que sigue hacia el noreste respira por Saltnes, en la municipalidad de Runavík, en la isla de Eysturoy. Pues bien, en el punto de dicha bifurcación se encuentra la primera y única rotonda del mundo bajo el mar.

La perforación del túnel comenzó el 21 de febrero de 2017 por el lado de Strendur, en dirección sur, y dos meses después, el 27 de abril, por el lado de Hvítanes, hacia el norte. Al equipo de Strendur le llevó algo más de 9 meses alcanzar el lugar de la rotonda, tras unos 1.900 m de perforación. Una vez completada la rotonda, dos equipos tuneladores trabajaron en el tramo entre esta y Hvítanes, uno en dirección al otro, mientras que un tercer equipo se dirigió desde la rotonda hacia Saltnes. Los dos primeros se encontraron bajo el lecho marino el 7 de junio de 2019. Con una pendiente máxima del 5%, el Eysturoyartunnilin alcanza 187 m bajo el nivel del mar en su punto más profundo. Por lo demás, ha supuesto que los residentes vean reducido el tiempo de conducción entre la capital y Runavik, de una hora y 14 minutos a sólo 16 minutos, aunque para ello tengan que pagar peaje.

Solo queda añadir que una serie de esculturas del artista feroés Trondur Patursson confiere a la rotonda del túnel de Eysturoy un perfil de interés.

Fuentes: NCC, Tunnil, Visit Faroe Islands, Wikipedia.
Imágenes: NCC, Visit Faroe Islands, Tunnil.