La BBC citaba recientemente a la inmobiliaria Cushman & Wakefield para informar de que en Manhattan, Estados Unidos, «los edificios de oficinas tuvieron una tasa de desocupación del 22,4% en el segundo trimestre de 2023». Y en San Francisco, también en EEUU, esa tasa de desocupación «ha crecido hasta el 31,8%, según la inmobiliaria CBRE, y eso que se aproximaba a cero antes de la pandemia». Y según datos de la empresa Leesman que cita también la BBC, «el 74% de los empleados británicos planea estar en la oficina dos o menos días a la semana». Sin ánimo de ser exhaustivos, estos datos ofrecen indicios del problema al que se enfrentan los edificios de oficinas: se quedan vacíos con el cambio en los hábitos de trabajo y el avance de las tecnologías de la información, un problema que nada hace prever vaya a mejorar en el futuro inmediato.
Ante esta encrucijada, las soluciones que se barajan habitualmente son dos: la diversificación del uso del espacio, con otros propósitos que el de albergar únicamente lugares de trabajo, o la demolición. La primera de las opciones conlleva una fuerte inversión, necesaria para la transformación de las instalaciones y la nueva distribución de los servicios imprescindibles; la segunda alternativa supone, además del coste de la demolición, pérdidas en la inversión previa y la producción de una gran cantidad de residuos, lo que no es sostenible. Pues bien, el fabricante suizo de ascensores, escaleras y cintas mecánicas Schindler ha lanzado al mercado un nuevo sistema de ascensores que facilita en gran medida la solución del problema según la primera de las opciones, es decir, la reutilización del espacio vacío de oficinas. Y ello sin necesidad de una gran inversión.
El sistema, bautizado como Schindler MetaCore, se instaló por primera vez en la Torre Omniturm. Este edificio de uso mixto, que reparte su espacio entre oficinas y apartamentos residenciales, con diseño y arquitectura del estudio Bjarke Ingels Group, se eleva en el centro financiero de la ciudad alemana de Frankfurt. La particularidad de la torre de 190 m de altura y 49 pisos es que dos vestíbulos distintos e independientes dan acceso respectivamente a la parte residencial y a la de oficinas. Y el sistema de Schindler da servicio a cada uno de estos vestíbulos separados con exactamente los mismos ascensores, sin necesidad de destinar unos a un uso y los otros al otro. Con ello, los usuarios y visitantes de ambas secciones de la Torre Omniturm nunca se encuentran, a pesar de usar los mismos ascensores. Veamos cómo funciona.
Según explica el propio fabricante, a través de una «plataforma de gestión optimizada del tráfico», y gracias a una aplicación disponible para teléfonos inteligentes, Schindler MetaCore «detecta a los usuarios y envía la cabina de ascensor adecuada, la más eficiente, al vestíbulo del edificio correspondiente», sin que medie llamada alguna. Cuando el residente o el trabajador llega, el ascensor lo espera. Así comienza el «viaje personalizado del usuario» hacia su destino, sea una oficina, el hogar o incluso la recepción del hotel donde le espera una reserva de habitación. Al fin y al cabo, con el sistema de Schindler «las aplicaciones para las que se utiliza el espacio de un edificio pueden cambiarse y sustituirse como los libros en una estantería». Y si cambian las necesidades del edificio, es fácil reutilizarlo sin obras en sus infraestructuras. Baste añadir que la organización internacional sin ánimo de lucro Council on Tall Buildings and Urban Habitat distinguió el sistema MetaCore de Schindler con el Premio a la Excelencia 2023.