La metodología BIM nació en Estados Unidos en los años 70, aunque su completa implementación no llegó hasta los años 90. Fue solo a partir de 1997, con la primera versión IFC (del inglés Issued for Construction, «aprobado para la construcción», un tipo de dibujo que el cliente o su representante entrega al contratista), cuando la industria estadounidense se percató de la importancia del uso de la tecnología BIM en arquitectura y construcción.

Consecuentemente, Estados Unidos quizá debería ser el país más avanzado en la adopción de la metodología BIM en el sector de la arquitectura y la construcción. Sin embargo, no es así. Uno de los principales motivos de esta situación es la falta de homogeneidad regulatoria entre sus estados.

Así, por ejemplo, el Estado de Wisconsin exige desde 2010 la tecnología BIM para todos los proyectos públicos de arquitectura con un presupuesto de $5 millones o más, y para las construcciones generales nuevas con presupuesto de $2.5 millones o más. Otro Estado, el de California, generó un ahorro de $12 millones en un proyecto de construcción de edificios sostenibles en el Distrito de Colegios Comunitarios de Los Ángeles.

Es de esperar que, gracias a sus evidentes ventajas, la metodología BIM se imponga en los Estados Unidos con una regulación federal. En la actualidad se estima que el 72% de las empresas de arquitectura y construcción en los Estados Unidos ya utilizan, al menos, alguna de las técnicas BIM.

Por Eduardo Hernández García, modelador estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura Logic