El galvanizado es una técnica utilizada desde hace más de 250 años para proteger los metales de la corrosión. Su origen se remonta a las investigaciones del médico Luigi Galvani (1737-1798). Este descubrió que al poner una pata de rana seccionada en contacto con un metal, esta se contrae como si estuviera viva. Tras experimentar con distintos metales, Galvani comprobó que la pata de rana reaccionaba en diferente grado. Así descubrió que cada uno de ellos tiene una carga eléctrica específica.

Posteriormente, Galvani observó que un metal con mayor carga recubrirá a otro de carga menor, un principio clave para el desarrollo del proceso de galvanización que conocemos hoy en día. La principal función del galvanizado es proteger la superficie de un metal contra la oxidación, un proceso natural por el que los metales regresan a su estado mineral original cuando se exponen al ambiente.

Aplicado al acero estructural, el galvanizado consiste en recubrir la superficie del metal con zinc (Zn), lo que no solo previene la corrosión, sino que también aumenta la resistencia mecánica del material frente a golpes y abrasiones. Las dos técnicas más comunes son el galvanizado en caliente y el galvanizado en frío, cada una de ellas regulada por normativas específicas y utilizada según el propósito del material.

Técnica del galvanizado en caliente

Este proceso consiste en sumergir las piezas de acero en zinc fundido a aproximadamente 450°C. El recubrimiento resultante puede variar entre 2 y 200 micrones. El ambiente en el que se utilizará el acero determina un recubrimiento u otro. Las normas UNE EN ISO 10346 o UNE EN ISO 1461 regulan el tipo de recubrimiento según se requiera una protección de baja o de alta durabilidad.

Técnica de galvanización en frío

En este caso, se aplica polvo de zinc en la superficie del acero mediante pintura. Aunque su protección catódica y vida útil son menores que las del galvanizado en caliente, sigue siendo una opción eficaz en ciertos casos. La eficacia de esta técnica, regulada por la norma ISO 8501.1, se basa en que el recubrimiento contenga al menos un 95% de zinc y sea lo suficientemente conductor para proteger el metal.

Aplicaciones y ventajas del galvanizado

El galvanizado ofrece numerosas ventajas, entre ellas el aumento de la resistencia, de la vida útil y de la conductividad de las piezas metálicas, especialmente las de acero estructural. Este material es uno de los más utilizados en edificios, parques acuáticos y parques temáticos.

Hoy en día, el galvanizado también se emplea en acabados de metales con fines estéticos, bien sea en productos de consumo, esculturas, figuras u obras de arte. Los fabricantes optan por esta técnica para crear piezas más ligeras y fáciles de transportar, a menudo con sustratos que permiten reducir costes en el envío y la manipulación.

Por Jean Carlos Soto, ingeniero estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic