Los lazos entre arquitectura y naturaleza han sido una constante en la historia de la humanidad, desde las primeras civilizaciones hasta el día presente. Diferentes culturas en diferentes regiones del mundo desarrollaron estilos arquitectónicos fundamentados en la observación y en la incorporación de las formas y elementos de la naturaleza en los edificios.

La arquitectura vernácula es un ejemplo temprano de esa influencia de la naturaleza en la arquitectura. En este caso, las producciones arquitectónicas se adaptaron a las condiciones ambientales de una región específica y pasaron a formar parte de la cultura de sus habitantes. Y lo mismo ocurre a lo largo de la historia, con otros estilos arquitectónicos, como por ejemplo el gótico tardío y el renacimiento, con la búsqueda del equilibrio, la simetría y la armonía, como reflejo de la naturaleza, en sus edificios.

Hoy, en un contexto de creciente preocupación por el medio ambiente y el cambio climático, la naturaleza es todavía una poderosa fuente de inspiración para la arquitectura contemporánea. Así, a través de la exploración de soluciones que respeten y eviten la interferencia en sus procesos, la naturaleza se ha convertido en clave directora de una arquitectura que quiere ser sostenible y ambientalmente responsable.

La arquitectura orgánica, inspirada en las formas presentes en la naturaleza, se adentra por ese camino hacia una relación más profunda con ella. Arquitectos como Frank Lloyd Wright, Antoni Gaudí y Hundertwasser son ejemplos de la corriente de la arquitectura orgánica. La forma y función de sus obras refleja esa influencia de la naturaleza.

La arquitectura biomimética es otra aproximación al reconocimiento de la estrecha relación entre naturaleza y arquitectura. Concretamente, la biomimética es una disciplina arquitectónica que aplica la imitación de las estrategias y procesos biológicos de la naturaleza a la solución de problemas humanos. Ejemplos notables de esta corriente de arquitectura contemporánea son el edificio Eastgate en Zimbabue, inspirado en los termiteros africanos y sus sistemas de ventilación, o el World Trade Center de Bahrein, ubicado en su capital, Manama, cuya fachada imita la estructura de una palmera.

Así, gracias a los desafíos climáticos del presente y del futuro que plantea, la naturaleza ejerce una creciente influencia en la arquitectura. Y no solo desde un punto de vista formal, sino con mayor profundidad, como clave directora que le permita convertirse, a través del diseño de edificios y estructuras, en parte de la solución.

Por Juan Guardiola Cutillas, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic