Ras El-Hekma es un cabo en la costa norte de Egipto, a unos 230 km al oeste de Alejandría. Se trata de un área geográfica poco desarrollada, con apenas algunas infraestructuras en torno a unas excelentes playas naturales de arenas blancas y aguas cristalinas azul turquesa. Ya en noviembre de 2020, ONU-HÁBITAT (programa de las Naciones Unidas para «la promoción de pueblos y ciudades sostenibles social y ambientalmente») anunciaba su colaboración con el Ministerio de Vivienda, Servicios Públicos y Comunidades Urbanas egipcio para el desarrollo urbanístico de la nueva ciudad costera de Ras El-Hekma en los alrededores del cabo del mismo nombre.
El plan, según indicaron, «va más allá de atraer inversores, residentes y visitantes», sino que busca además crear unas condiciones sostenibles de desarrollo social, medioambiental, urbano y económico de la región de la costa norte durante todo el año. La nueva ciudad se planteó con 11 distritos divididos en 3 áreas de actividad principales: el turismo en el perímetro costero, la agricultura en su zona intermedia, y las «industrias ligeras» en su parte interior. A lo anterior se sumaba un sistema de transporte público eficiente, un puerto de cruceros, hoteles y resorts en la costa, edificios residenciales frente a las playas y todo tipo de actividades deportivas, sociales y culturales.
Pues bien, a finales del pasado febrero conocimos novedades sobre un proyecto del que todavía no se había puesto la primera piedra. Así, en todos los medios de noticias, nacionales e internacionales, especializados y no especializados, se anunciaba el acuerdo que el gobierno de El Cairo firmaba con el de Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Según el complicado contrato, el gobierno de Abu Dhabi pagaría al principal promotor urbanístico estatal de Egipto, la Autoridad para las Nuevas Comunidades Urbanas (NUCA por sus siglas en inglés), a través de su fondo soberano ADQ, $24.000 millones en unos dos meses por los «derechos de desarrollo» del 65% de las 16.400 ha de terrenos urbanizables de Ras El-Hekma. NUCA, por su parte, retendría el restante 35% del proyecto. Finalmente, un anexo contractual liberaría otros $11.000 millones depositados en el Banco Central de Egipto «para invertir en proyectos de primer orden» por todo el país.
Según explican algunas de las fuentes periodísticas consultadas, el acuerdo, que supone la mayor inversión extranjera directa de la historia de Egipto, ayudará a su gobierno «a gestionar las devaluaciones monetarias y a asegurarse la liquidez, así como a reforzar su posición en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional». De hecho, las autoridades cairotas saludaron el acuerdo como «un modelo para futuras sociedades de inversión, las cuales pueden aportar ingresos sustanciales».
Por último, de acuerdo con las agencias de comunicación estatales que citan las fuentes, el primer ministro egipcio Mostafa Madbouly declaró al respecto que espera que el proyecto atraiga «un mínimo de $150.000 millones» durante las distintas fases de ejecución. Por su parte, Mohamed Hassan Al-Suwaidi, director general y consejero delegado de ADQ, aseguraba que la inversión refleja su «compromiso de convertir Ras El-Hekma en uno de los destinos costeros más atractivos de Egipto mediante la habilitación de proyectos de desarrollo y de mega-infraestructuras».
Para vuestra curiosidad, os dejamos la presentación del proyecto que se publicó en el año 2020 en VÍDEO.
Fuentes: The Tahrir Institute for Middle East Policy, The New Arab, Wamda, ONU-HÁBITAT.
Imágenes: ONU-HÁBITAT, State Information Service Egypt.