La arquitectura orgánica es una tendencia que procura la integración armoniosa de las construcciones en la naturaleza. Se trata de una tendencia que ya desarrollaron arquitectos como Frank Lloyd Wright o Antoni Gaudí. Uno de los factores de esa armonía es precisamente la elección de materiales.

La arquitectura orgánica opta, más allá de su búsqueda de formas de mimetización de la naturaleza, por aquellos materiales que complementan el paisaje. La madera, la piedra y el vidrio son opciones comunes desde esa perspectiva. La madera, que además de ser natural es un material sostenible, con su calidez y versatilidad aporta una sensación de confort. La piedra, resistente y duradera, imita la geología circundante. El vidrio, por su parte, abre los interiores al exterior y establece así una conexión directa entre unos y el otro, donde reina la naturaleza.

Al mismo tiempo, los materiales que emplea la arquitectura orgánica favorecen la sostenibilidad y la eficiencia energética de los edificios. Al fin y al cabo, su uso supone una reducción directa de los desechos y un menor consumo de energía. La aclimatación pasiva mediante el aprovechamiento de los rayos del Sol, o la capacidad aislante de dichos materiales, dan testimonio de ello.

Por lo demás, la integración de la vegetación en el diseño, en la forma de techos y paredes verdes, es un recurso más de la arquitectura orgánica. Con ello, mejora la calidad del aire y ayuda a la regulación de la temperatura en el interior. El resultado es más que un edificio, es casi una entidad viva que mejora la calidad de vida de sus habitantes y respeta el planeta.

Por Jorge Moreno, diseñador en el Dpto. de Diseño de Amusement Logic