Desde que se inventara el hormigón en el siglo XIX, su uso armado con barras de acero es todavía protagonista en el diseño, la arquitectura y la construcción de edificios. Sin embargo, son numerosas las investigaciones que se realizan en el mundo con el objetivo de descubrir materiales de construcción más eficientes y/o ecológicos. Entre esas investigaciones, hoy destacamos la del microbiólogo Erik Schlangen, realizada en la Universidad Técnica de Delft, Países Bajos.

En su investigación, Schlangen añadió bacterias del género Bacillus a la composición del hormigón. Las bacterias Bacillus son capaces de sobrevivir hasta 200 años sin alimento ni oxígeno, por lo que disfrutan de una gran resistencia al paso del tiempo. Además, cuando entran en contacto con el agua, producen calcita, de forma que son capaces de cerrar con ese material las pequeñas grietas que se abren en el hormigón. Con ello, Schlangen consiguió que el nuevo material, al que podemos denominar bio-hormigón, se auto reparase.

No obstante, para fracturas de más de 8 milímetros de espesor será inevitable proceder a la reparación externa del hormigón. De cualquier forma, que este pueda sellar por sí mismo las grietas de hasta 8 milímetros, supone una importantísima cualidad, especialmente en grandes infraestructuras. Si estas están expuestas a la humedad o en contacto directo con el agua, el uso del bio-hormigón reducirá considerablemente su mantenimiento. Es precisamente el caso de los complejos de ocio y turismo en general, y los parques acuáticos en particular, cuyo diseño y construcción lleva a cabo Amusement Logic.

Al fin y al cabo, el auto sellado de pequeñas fisuras cierra la cara exterior del hormigón y protege de agentes externos su interior y el acero de su armado. Con ello se alarga la vida útil de las estructuras cuya construcción cuenta con el bio-hormigón. Al mismo tiempo, si su uso se generaliza, se reduciría la contaminación derivada de la producción global de hormigón. Los esfuerzos de la investigación de Schlangen se centran ahora en su proceso de fabricación, con el objetivo de acercar su coste al del hormigón genérico convencional, más bajo. Esperemos que podamos utilizarlo pronto en la construcción de grandes infraestructuras, entre ellas los parques acuáticos.

Por Guillermo Ferrer, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic