Un nuevo diseño por obra del Departamento de Diseño de Amusement Logic: un edificio escultórico brutalista, que difumina la frontera entre arte y arquitectura. Al hormigón pulido se le imprimen líneas curvas que confieren al edificio una presencia fluida, aunque pesada, como si se tratara de una escultura entre líquida y sólida, magmática, masa en lentísimo y continuo movimiento.

En la fachada principal, las aberturas elípticas y su juego de sombras toman el protagonismo, mientras maximizan la entrada de luz natural sin comprometer por ello la privacidad. Los grandes ventanales, enmarcados por listones de madera, se abren hacia los jardines que rodean la estructura. Las vistas panorámicas cambian con la estación, al mismo tiempo que el paisajismo que envuelve el edificio evoluciona con los cambios meteorológicos.

Concebido como un espacio versátil para uso cultural o social, el edificio se erige como un hito local, un destino arquitectónico que invita a la contemplación y a la interacción. Más que una simple construcción, es una manifestación tangible del arte de la arquitectura, un arte que, en este caso, fusiona el diseño con la funcionalidad, sin olvidar nunca la sostenibilidad.