Los sistemas de climatización tienen la función de regular la temperatura, la humedad y la calidad del aire en espacios interiores. Son cinco los tipos principales de climatización: aire-aire, aire-agua, agua-agua, agua-aire y aerotermia. Cada uno de estos sistemas tiene características y aplicaciones específicas y la elección de uno u otro depende de factores como el clima local, el tipo de edificio y las preferencias del usuario.
–Climatización aire-aire: este sistema se sirve del aire para transferir calor. Un ejemplo común es el aire acondicionado tradicional, que enfría el aire y lo distribuye a través de conductos para refrigerar el interior de un edificio.
–Climatización aire-agua: en este sistema es el aire el que transfiere calor al agua. Por ejemplo, una bomba de calor aire-agua extrae calor del aire exterior y lo transfiere a un circuito de agua, que luego se utiliza para calentar el edificio mediante radiadores o suelo radiante.
–Climatizado agua-agua: en este caso, el agua actúa como medio de suministro y retorno de calor. Por ejemplo, un sistema de bomba de calor geotérmica extrae calor del suelo a través de un circuito de agua y lo utiliza para calentar el edificio a través de un intercambiador de calor.
–Climatización agua-aire: ahora, es el agua la que transfiere calor al aire. Un sistema de climatización centralizado que utiliza calderas para calentar agua, la cual circula a través de bobinas de calefacción en unidades de aire acondicionado para calentar el aire distribuido por conductos, es un ejemplo.
–Aerotermia: este sistema aprovecha la energía térmica del aire exterior para proporcionar calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria. Funciona mediante una bomba de calor que extrae calor del aire exterior en invierno para calentar el interior, y en verano, elimina el calor del interior y lo libera al aire exterior para refrigerar el edificio.
Por Ángel Ibáñez Pérez, ingeniero MEP sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic