No pesa toneladas ni clava los cimientos en la tierra ni desafía los siglos; sin embargo, transforma el espacio con la fugacidad poética de una burbuja que flota en el aire. ¿Resolvéis la adivinanza? No importa, convengamos en llamarla «arquitectura hinchable». Nos referimos con ello a la creación de edificios y estructuras hinchables, por más que sean ligeras y temporales.
La arquitectura hinchable nació de una dualidad: para cumplir una función práctica, como en el caso de los módulos inflables de la NASA, los campamentos militares o los hospitales de campaña, que se alzan en minutos; y también como respuesta cultural, más o menos visionaria, de colectivos de los años 60 a cuestiones sociales —como Archigram, Haus-Rucker-Co o Ant Farm. Estos imaginaron ciudades neumáticas en su afán por cuestionar el orden establecido, cuando se preguntaban ¿por qué la arquitectura debe ser pesada y permanente? ¿No puede ser ligera, mutable como un suspiro?
Hoy, en cambio, la arquitectura hinchable responde a problemas contemporáneos: en campos de refugiados, las estructuras hinchables proporcionan cobijo inmediato. No obstante, a menudo forman parte también de proyectos lúdicos y culturales en las ciudades, donde los pabellones inflables transforman las plazas en espacios culturales e interactivos —como es el caso de las «burbujas» de Plastique Fantastique, o Air Tree, Pipeline, Second Dome y otros proyectos de DOSIS.
La construcción y el diseño de estructuras hinchables es una forma de hacer de la arquitectura un suceso intenso y breve, como un relámpago. No deja escombros ni ata a generaciones futuras con el peso de lo obsoleto, sino que cumple su función, se desinfla, se pliega y desaparece. El espacio que ocupaba vuelve a ser potencial puro, listo para la siguiente intervención. De esa manera, la arquitectura hinchable propone un camino propio: celebrar lo transitorio, abrazar lo ligero, encontrar belleza en lo destinado a desaparecer.
Por Manolo Barberá, modelador hidráulico sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic