El paisajismo en la industria del turismo y del ocio es una disciplina compleja que combina el diseño de zonas ajardinadas con la ubicación e integración de edificios, además de la instalación de atracciones de todo tipo, sean acuáticas o en seco. Es un trabajo en el que intervienen múltiples factores, cuyo último objetivo es crear un entorno al mismo tiempo armonioso y práctico. Se trata, en definitiva, de brindar a los visitantes todas las posibilidades para el disfrute sin mediación de un conjunto bello y seguro, en el que es fácil orientarse y elegir entre una variedad de experiencias únicas, en equilibrio unas con otras. Aquí ofrecemos los elementos clave, la «paleta de colores» con la que trabajamos en nuestra labor de diseño e integración de paisajes y atracciones.
Recorreremos esa paleta desde los aspectos más generales a los más particulares. La escala y la proporción son los aspectos más generales, los primeros que llaman la atención al observar un diseño: se trata de la relación de las partes con el todo, y del todo con el contexto o conjunto donde se integra. En este sentido, es imprescindible, además de contribuir a su sostenibilidad, aprovechar los elementos que ofrece la naturaleza, previos a nuestra llegada. Al fin y al cabo, tanto los bosques como la orografía del lugar se han desarrollado durante decenios, tal vez siglos, y nada superará por tanto la sensación de armonía y equilibrio que proporcionan. Una vez nos hemos acomodado al entorno general, la proporción y la escala entre las masas nos ayudarán en ese sentido.
Ya distribuidas y proporcionadas las masas, es necesario tomar una lupa y ampliar el detalle. Entran en juego ahora atributos como la forma, la línea, la orientación, la variedad, el ritmo y la repetición. Todos ellos se aplican tanto a los jardines y sus componentes, como a los edificios y las atracciones que forman parte del diseño. Y como ya hemos dicho, sin perder nunca de vista cuestiones prácticas como el uso y la circulación, las perspectivas y la comodidad de sus destinatarios últimos.
Finalmente, entran en juego nuevos elementos de nuestra paleta, todavía más particulares y concretos: las texturas y los colores, así como la figuración o imitación de modelos. Ahora, una vez resueltas las cuestiones prácticas generales, es la tematización, el storytelling del conjunto, el principio orientador que nos guía. Así, podremos reproducir el Cañón del Colorado, o las Cataratas del Niágara, o la Luna, o un pecio en el fondo marino. Texturas, colores, figuración y modelos nos habrán llevado a la finalización del paisaje.