Published On: 29.03.2023|Categories: Artículos|Tags: |

Winston Churchill escribió en 1950, en una carta dirigida a su esposa Clementine: «Este sitio es maravilloso, uno de los mejores hoteles donde me he alojado nunca». El estadista británico se refería al Hotel de La Mamounia, de cinco estrellas, ubicado en la Avenida Bad Jdid de Marrakech, Marruecos. En 2021 y por tercera vez, el alojamiento también mereció una distinción, por votación de los lectores de la reputada publicación Condé Nast Traveller, como el mejor hotel del mundo y, por ende, de Oriente Medio y África. Pero la fascinante historia de este grande hotel entre los grandes, que cumple cien años estos días, se inicia en 1923. Y el lugar en el que se halla enclavado hunde sus raíces en un pasado que se remonta a numerosos siglos.

En efecto, en el siglo XII, el terreno en el que se encuentra La Mamounia perteneció en primera instancia a Abd al-Mumin, primer califa y fundador del imperio de la dinastía bereber de los almohades (1145-1248). Y aunque las tierras permanecieron inmutables, no ocurrió lo mismo con los hechos humanos de los que fueron testigo. Así, a la dinastía almohade le sucedió la de los meriníes (1244-1465), y a esta, tras distintas incursiones portuguesas, la de los saadíes (1554-1659); por último, tras un largo periodo de divisiones regionales provocadas por su debilitamiento, la dinastía alauita desalojó del poder a aquella (desde 1666 hasta hoy, cuyo representante, Muhammad VI, es el vigésimo tercer gobernante de la sucesión).

Así, ya en el siglo XVIII, los terrenos de la actual La Mamounia, adosados a las murallas del casco antiguo de la ciudad, pertenecieron al sultán Mohammed Ben Abdallah (Mohammed III) y su esposa Lalla Fatima. Hete aquí que Mohammed III mandó diseñar unos bonitos jardines en dichas tierras con el fin de ofrecerlos como regalo de boda a su hijo,​ el príncipe Mamoun. Y el príncipe hizo uso de ellas como lugar de celebración de opulentas fiestas al aire libre.

El primer edificio se erigió en el hermoso jardín durante el siglo XIX, primero con el título de Pabellón de la Mamounia y posteriormente como Palacio de La Mamounia.​ No obstante, y por causas ignotas, el edificio fue destruido hacia 1922. Para entonces, la sociedad Compagnie des Chemins de Fer du Maroc decide construir un hotel en el enclave. Así nace una primera versión del edificio del actual Hotel de La Mamounia, según unos diseños que fusionan, por obra de los arquitectos franceses Henri Prost y Antoine Marchisio, la arquitectura ancestral marroquí con el estilo Art Déco, tan de moda entonces. Según cita del escritor Khireddine Mourad, a la que nos refiere el propio hotel, el proyecto sumaba el confort de Occidente al fasto de Oriente, de acuerdo con «la idea de cambio de aires y relax que el turista extranjero, ya nutrido de literatura orientalista y sueños exóticos, esperaba encontrar en estos lugares».

En vistas del éxito, el hotel se amplió a 100 llaves y su renovación finalizó en 1946. En 1953, el lugar atrae a directores de cine como Alfred Hitchcock, que rueda en él algunas escenas de El hombre que sabía demasiado. Y debió correrse la voz, porque durante toda la década, una buena representación de la élite del cine francés y de Hollywood, así como personalidades políticas, acuden a disfrutar del Hotel de la Mamounia. Charlie Chaplin, Marcello Mastroianni, Claude Lelouch, Francis Ford Coppola entre los artistas; o Franklin Roosevelt y el General de Gaulle entre los segundos. Y en los años 60, Yves Saint Laurent, los Rolling Stones y otros muchos escritores y artistas pasan por el hotel. Paul McCartney, incluso, compuso en una de sus habitaciones una canción que se publicaría en 1973: Mamounia.

Ya en 2006, el hotel cerró por una renovación que duró tres años y cuyo coste, se dice, fue de 120 millones de euros. El prestigioso diseñador Jacques García (interiorista y arquitecto francés reconocido por su estilo extravagante y opulento y su gusto por la combinación de elementos clásicos y modernos en espacios sofisticados) se encargó del interiorismo y la arquitectura. Se propuso recuperar el legado histórico del hotel, con ayuda de artistas y artesanos marroquíes expertos en las artes y tradiciones bereberes. Con ello, el Hotel de la Mamounia renació en septiembre de 2009 con un ambiente en claroscuro y tonos medios, una nueva decoración de estilo hispanomusulmán y su arquitectura árabe andalusí. Sus instalaciones contaban ahora con más de 200 habitaciones, 3 riads de lujo, 4 bares, 2 salones de té, 4 restaurantes (de los que son responsables los chefs Jean-Georges Vongerichten y Pierre Hermé), una sala de cine, además de los jardines y una piscina ampliada. A ellas se añadió, por último, un spa de 2.500 m². Y todo envuelto por líneas puras y motivos arabescos, en una exquisita combinación de maderas y tadelakt, mármol veteado y mosaico zellige.

Os dejamos aquí, para vuestra curiosidad, la canción que compuso McCartney en el hotel: Mamounia.

Fuentes: Hotel de la Mamounia, Visit Morocco, Wikipedia. Imágenes: Hotel de la Mamounia.

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