Hu Guirong, magnate chino de los fideos instantáneos, tuvo un sueño. Se propuso llevar el desarrollo y el empleo a Dongguan, su ciudad de origen, situada a unos 90 km al norte de Hong Kong. Para ello, según las estimaciones, invirtió algo más de 1.000 millones de euros (1.300 millones de dólares) en la construcción del centro comercial más grande el mundo. South China Mall abrió sus puertas en 2005. Se trataba de un centro comercial de 892.000 m2 (660.000 m2 de superficie bruta alquilable), con capacidad para unas 2.350 tiendas y con expectativas de recibir 100.000 visitantes al día. Sus instalaciones se dividían en 7 zonas dedicadas cada una a una región o ciudad del mundo: Ámsterdam, París, Roma, Venecia, Egipto, el Caribe y California. Entre sus atracciones contaba con una réplica de la Torre dell’Orologio de la Plaza de San Marcos, un canal acuático con góndolas de 2,1 km de longitud, una reproducción del Arco de Triunfo de París de 25 m de altura, una imitación de la Esfinge de Egipto o un Roller Coaster que pasaba del interior al exterior.
El sueño de Hu Guirong, sin embargo, no se cumplió cabalmente. Durante los primeros años, el centro comercial South China Mall apenas logró alquilar un 10% de sus espacios comerciales según los cálculos disponibles. Y la tendencia durante los siguientes años fue de descenso de la ocupación. Según diversas fuentes, la mala comunicación del centro comercial con Dongguan y grandes ciudades adyacentes como Guangzhou o Shenzhen, fue un factor determinante de los malos resultados iniciales. Por otra parte, el perfil demográfico de Dongguan, con casi 10 millones de habitantes, es el de una ciudad de trabajadores inmigrantes con ingresos bajos que entonces no podían responder a los atractivos de un centro comercial orientado a un público de clase alta.
En 2006, poco después de que se abriera al público, el conglomerado financiero y empresarial Founder Group, dependiente de la Universidad de Pekín, compró a Hu Guirong una participación de control del South China Mall, e inició trabajos de remodelación. Así, en septiembre de 2007 el centro comercial pasó a llamarse New South China Mall, e incorporaba a la gran superficie un cine IMAX, un parque de atracciones y numerosos restaurantes y otros establecimientos de restauración. No obstante, según algunas fuentes, en 2008 la ocupación no llegaba al 1% y se concentraba principalmente en conocidos restaurantes internacionales de comida rápida.
Las informaciones de que disponemos apuntan a que la actividad había crecido en 2013, aunque la mayoría de los visitantes acudían al centro comercial por sus salas de cine o las zonas de juegos y las atracciones de ocio. Según una información de la CNN, en 2015 el centro se encontraba bajo numerosos trabajos de acondicionamiento, con más tiendas abiertas y la incorporación de nuevos restaurantes, cafés y negocios que se orientaban no tanto a la clase alta como a la clase media china. Sin embargo, según fuentes chinas consultadas, el 10 de Mayo de 2019 volvieron a emprenderse trabajos de renovación.
La primera de las dos fases previstas, se orientó a mejorar la plaza central del centro comercial mediante paisajismo y vegetación, además de iluminación, fuentes y otras instalaciones artísticas. Asimismo, se ampliaron las zonas de ocio y se trabajó para incorporar a la gran superficie el primer parque marino de Dongguan, llamado «Sea Cube». Por último, con el objetivo de atraer a más consumidores, se llevó a cabo la renovación y diversificación de comercios, además de la integración de nuevos locales sociales, como mercados nocturnos y puestos de restauración. Sin embargo, sobre la segunda fase de las obras, que fueron proyectadas para el año 2020, no se tienen noticias.
En cualquier caso, New South China Mall es todavía el centro comercial más grande del mundo en términos de superficie bruta alquilable, casi tres veces más que la del Mall of America, el más grande de EEUU, y es el segundo del mundo en superficie total, después de The Dubai Mall.