La técnica de la fotogrametría subacuática consiste en la reconstrucción de un escenario sumergido a partir de fotografías. Una de sus aplicaciones, quizá la principal, es la investigación del medio submarino con intención de interpretar, conservar, difundir y concienciar sobre el patrimonio natural y arqueológico. El equipo necesario es únicamente una cámara fotográfica sumergible y el de buceo con escafandra autónoma.
Otra aplicación, más allá de la arqueología submarina, radica en la posibilidad de crear con ella un modelo de un escenario temático, para su construcción y recreación posterior en instalaciones de ocio y turismo. Así, gracias a esta técnica, podemos llevar espacios del mundo submarino a distintas instalaciones acuáticas, ya sea en acuarios, parques de animales o parques temáticos, o incluso a hoteles y resorts, parques acuáticos, campings, centros comerciales, etc. Así, unos escenarios submarinos de muy difícil acceso, están a disposición del gran público.
La fotogrametría es un proceso complejo por el que, a partir de múltiples imágenes bidimensionales desde puntos de vista alternativos, mediante un programa informático que genera nubes de puntos o mallas 3D, se crea información tridimensional. Algunos de los programas disponibles para ello son Autodesk ReCap, Agisoft Metashape, AliceVision Meshroom o PIX4D, entre otros. A diferencia de la tecnología LIDAR, que utiliza pulsos láser para generar directamente nubes de puntos y, con ellos, crear imágenes sin color, la fotogrametría recopila datos en función de lo que la cámara detecta con luz ambiental y, por tanto, con color. En cualquier caso, la obtención de modelos fotogramétricos subacuáticos entraña dificultades por la refracción de la luz dentro del medio acuático. A estas hay que sumar dos problemas añadidos, la profundidad y posible turbidez del agua.
Por Juan Guardiola Cutillas, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic