En el catálogo de los materiales compuestos, el plástico reforzado con fibra de vidrio (o PRFV) ocupa un lugar destacado por su capacidad para adaptarse a desafíos tan diversos como la construcción de toboganes acuáticos, resistentes al cloro, o palas de aerogeneradores, que resisten huracanes. Este material, fruto de la unión entre resinas poliméricas y fibras de vidrio, combina lo mejor de ambos materiales: versatilidad del plástico y resistencia de los refuerzos fibrosos. Pero su aplicación va mucho más allá de los parques acuáticos o los aerogeneradores. Veámoslo:
Un aliado en construcción, infraestructuras y transportes
En el ámbito de la construcción, el PRFV ha demostrado ser una alternativa superior a materiales tradicionales en situaciones donde la corrosión sería el enemigo número uno. Las tuberías fabricadas con este compuesto transportan en plantas químicas fluidos agresivos sin degradarse. En zonas costeras, las rejillas y pasarelas soportan décadas de salitre sin mostrar signos de fatiga.
Se usa también en ingeniería civil, en forma de barras o mallas, como refuerzo de estructuras de hormigón, especialmente en puentes y túneles donde el óxido compromete la seguridad. Su capacidad para adoptar formas orgánicas lo ha convertido asimismo en el material preferido para cubiertas ligeras y fachadas escultóricas que desafían las limitaciones del acero y el hormigón.
En el transporte, su relación resistencia/peso lo hace ideal para fabricar carrocerías de autobuses y reducir con ellas el consumo de combustible. También en los cascos de embarcaciones que navegan entre olas saladas sin sucumbir a la corrosión marina. Los vehículos recreativos también se benefician de su ligereza y su versatilidad, que permite diseños más aerodinámicos y eficientes.

El PRFV en energía sostenible y gestión del agua
Como decíamos, el sector energético también ha encontrado en el PRFV un aliado. Las palas de los aerogeneradores modernos, que pueden superar los 80 m de longitud, dependen de este material para mantener su integridad frente a vientos extremos sin colapsar por su propio peso. Igualmente, en subestaciones eléctricas, sus propiedades aislantes previenen cortocircuitos en condiciones de humedad. Y en plantas de tratamiento de aguas, el PRFV garantiza durabilidad, desde rejillas filtrantes hasta tuberías de gran diámetro.
Diseño urbano: funcionalidad con estética
La maleabilidad del PRFV ha abierto posibilidades creativas en el espacio público. Esculturas urbanas, bancos curvos con líneas imposibles para la madera, o marquesinas translúcidas que filtran la luz solar, son ejemplos de ello. Su resistencia al vandalismo y a condiciones meteorológicas extremas lo convierte en la opción preferida para mobiliario urbano en ciudades costeras o en áreas con alta contaminación atmosférica.
Como veis, el PRFV, nacido de la ingeniería de posguerra, se ha convertido en un pilar invisible pero esencial de la vida moderna.
Por Eduardo Hernández García, modelador estructural sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic