Por sorprendente que parezca, a pesar de ser combustible, la madera es uno de los materiales que más tiempo resiste al fuego. Esto se debe a que su coeficiente de transferencia de temperatura es muy favorable. Es decir, cuando la madera se expone al fuego, primero se quema su exterior, mientras que su núcleo resiste. Esta respuesta permite evacuar las instalaciones con estructura de madera, sin riesgo de colapso.
El problema surge cuando una estructura se confía a grandes luces y vigas. Este diseño complica el equilibrio entre el tiempo de resistencia al fuego y las secciones de las vigas, que habitualmente, por economía, son lo más esbeltas posible. Para aumentar dicha resistencia al fuego se ha desarrollado precisamente una serie de barnices especiales, así como normativas para su aplicación.
La Norma Europea UNE-EN 13501-1: 07 + A1:2010 permite clasificar los barnices de acuerdo con un código similar a este: «Bs2d0». Donde la primera letra corresponde a la inflamabilidad: A1 y A2 indican que el material no es combustible; en cambio, la letra B señala una contribución muy limitada al fuego. Así se incrementan los valores hasta la E, que está para indicar una alta contribución. La siguiente, la letra S, acompañada de los números del 1 al 3, indica la emisión de humos: 1 para la ausencia de humo y 3 para el máximo de emisión de humos. Por último, la D indica la producción de gotas durante la combustión: el código d0 es indicador de que no se produce goteo, mientras que d2 advierte de la producción de gotas inflamables.
Pero, ¿cuánto aguanta una viga de madera? ¿En qué momento alcanza el punto conocido como R60 (o resistencia de 60 minutos a un fuego normalizado)? Lo cierto es que esta categorización no es tan sencilla. Para realizarla es necesario recurrir a las matemáticas, mediante un cálculo con la incógnita de la sección de la viga, por una parte, y la carbonatación que se producirá en los bordes expuestos al fuego, por otra. Aunque los barnices conceden un tiempo durante el que la carbonatación no progresa, también es factor para esta clasificación la combinación de sección, tipo de madera y protección.
El asunto es aún más complejo, ya que aunque un elemento estructural cuente con una resistencia de 60 minutos, eso no significa que la estructura global resistirá al fuego durante ese tiempo. Eso dependerá también, por ejemplo, de la virulencia del incendio. La normativa únicamente puede realizarse para modelos con un fuego constante. Sin embargo, un incendio real dista mucho de ser constante.
Por Jorge Laguna, jefe de la sección de estructuras del Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic