Las circunstancias medioambientales empujan a considerar el agua como un recurso precioso y, sobre todo, limitado. Por ello, en la actualidad, a la hora de ejercer el diseño de paisajismo, se opta crecientemente por recuperar sistemas que reduzcan considerablemente su consumo. Así ocurre en los nuevos parques de las ciudades, pero también en las zonas verdes de destinos de ocio y turismo como hoteles y resorts, campings, centros comerciales u otros lugares públicos.
Este paisajismo que recupera ahora el diseño de paisajes con un mantenimiento que apenas requiere de riego, surgió en los años 80 en Estados Unidos tras una sequía severa. Su producto son los jardines secos o xerojardines (xeriscaping), ya que su diseño prevé la utilización de plantas xerófilas, es decir, que soportan y se adaptan sin dificultad a medios áridos.
Su uso se generaliza, lógicamente, en aquellas zonas geográficas donde los recursos hídricos son escasos, unas zonas que, por desgracia, no dejan de aumentar. En estos casos, además de elegir especies vegetales locales ya adaptadas al entorno seco, se evitan con especial cuidado las pérdidas de agua por evaporación y/o escapes. Así, este paisajismo llega a alcanzar ahorros de agua de hasta el 60% respecto de los jardines convencionales.
Este diseño de paisajismo produce áreas verdes que, además de favorecer la biodiversidad, disminuyen la contaminación y mitigan el calor. Un recurso ideal en áreas urbanas o en destinos turísticos y de ocio como hoteles y resorts, campings, centros comerciales u otros. Una más de sus ventajas es su mantenimiento fácil y económico, en comparación con los jardines tradicionales. Las plantas ya aclimatadas, con una supervivencia casi garantizada, requieren trabajos de siega y/o poda muy limitados y cantidades mínimas de abonos y pesticidas.
Por Manolo Barberá, modelador hidráulico sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic