El conocimiento humano, de naturaleza acumulativa, se amplía y expande constantemente. Esto ha llevado a que la especialización sea común, imprescindible incluso, en muy diversas disciplinas. Técnicos y científicos no pueden abarcar el vasto campo de conocimiento de su área de trabajo y deben concentrarse en partes específicas con el objetivo de profundizar y contribuir al avance del saber.

Una de las disciplinas en las que se da este fenómeno es precisamente la arquitectura. No obstante, la arquitectura, por su propia naturaleza, necesita coordinar diversas áreas de conocimiento —estructuras, interiorismo, paisajismo, urbanismo, etc.—, tanto en la fase de proyecto como en la de construcción. Así, existen dos formas generales de abordar la arquitectura: como un todo que integra los conocimientos particulares, o como una superposición de disciplinas que forman esos conocimientos particulares.

Por una parte, la primera idea, la de que la arquitectura es un conocimiento global e integral de todos los procesos involucrados en el diseño y ejecución de un edificio, permite la jerarquización y la coordinación efectiva. Sin embargo, para la arquitectura concebida como una «ingeniería de la construcción», las obras son resultado de la colaboración transversal de las distintas ingenierías y disciplinas.

Ambas perspectivas tienen sus ventajas. El primer modelo fomenta una visión global de los proyectos, lo que facilita una integración más fluida entre los diferentes elementos del diseño y la construcción. Por otro lado, el segundo concepto, el de la especialización, permite un diseño detallado y enfocado en áreas específicas, lo que es especialmente beneficioso en proyectos complejos.

Así pues, en proyectos de gran envergadura, es imprescindible la participación de múltiples arquitectos, cada uno con una función concreta en las distintas fases del proyecto. Sin embargo, en proyectos más pequeños, es imprescindible contar con una figura que posea un conocimiento integral suficiente para llevar a cabo todas las etapas, que garantice así un resultado final coherente y bien ejecutado.

Por todo lo dicho, es esencial en lo relativo a los planes de estudio en arquitectura, mantener un enfoque holístico. De esa manera, se forman profesionales con una visión amplia y habilidades integrales, y se facilita la posterior especialización en áreas de interés o necesidad. Y todo sin perder de vista la importancia de un conocimiento global que favorezca la integración y la coherencia en el diseño arquitectónico.

Por Pablo Vidal, arquitecto sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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