La evolución de las figuras animatrónicas que vimos en el pasado y que vemos hoy en los parques temáticos es el resultado de los avances en el campo de la ingeniería. De los mecanismos de movimientos predecibles y robóticos iniciales, que se fundamentaban en sistemas hidráulicos y neumáticos, hemos pasado a creaciones hiperrealistas. El salto cualitativo es enorme.

Aquellos mecanismos que crearon los pioneros de la animatrónica para mover sus personajes y figuras, de una potencia formidable, producían movimientos de gran escala. Sin embargo, su naturaleza resultaba en una acción a menudo brusca, carente de la delicadeza y fluidez necesarias para los gestos sutiles que hoy transmiten emociones en los parques temáticos.

Los muñecos y personajes animatrónicos actuales operan con precisión de relojería. La fuerza bruta de la hidráulica y la neumática ha sido reemplazada por una compleja red de cientos de servomotores eléctricos, pequeños y silenciosos. Cada uno de estos actuadores se dedica a un micromovimiento específico: uno controla el leve arqueo de una ceja, otro la curvatura casi imperceptible de un labio y un tercero el giro delicado de un dedo. Esta tecnología permite una articulación fluida y la recreación de complejas expresiones faciales de una verosimilitud asombrosa.

Un exponente de esta vanguardia es el Shaman of Songs, el animatrónico más avanzado del mundo, que se encuentra en el parque temático Pandora: The World of Avatar, en Disney’s Animal Kingdom. Su hipnótica fluidez, la sutileza de sus gestos y la profundidad expresiva de su rostro representan la culminación de esta evolución.

Por Francisco Lozano, ingeniero MEP en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

¿Le ha gustado la noticia? ¡Compártala en sus redes!