Situado en las exuberancias de la selva de Bali, Indonesia, el edificio del The Living Bridge Co-Learning Centre se aleja de la arquitectura convencional. Es más bien resultado tangible de un diálogo abierto entre arquitectura y comunidad. Concebido desde sus cimientos como una experiencia de co-creación, el proyecto del que nos ocupamos en estas líneas, efectivamente, nació de la colaboración directa entre estudiantes, familias, profesores y el equipo del estudio de arquitectura Mizzi Studio. Se trata del resultado material de un diseño sensible que cuida tanto de quienes lo habitan como del entorno que lo acoge.
El arquitecto Jonathan Mizzi, director de Mizzi Studio, llegó a Green School Bali atraído por una motivación personal —y también global—: «quería formar parte de algo que contribuyera activamente a un futuro mejor para mis hijos». Pero, un momento… ¿Qué es Green School Bali? «Imagina una escuela sin paredes en las aulas (…) que despierta los sentidos y la curiosidad natural de los niños, un lugar donde florecen la innovación, la creatividad y el aprendizaje (…) para compartir nuevas experiencias vitales y didácticas». Así la presentan sus fundadores, John and Cynthia Hardy. En nuestras propias palabras, Green School Bali es una escuela internacional integrada en la jungla gracias a su construcción con bambú, que combina educación académica con aprendizaje práctico en sostenibilidad, que fomenta la conexión profunda con la naturaleza y la comunidad.
Pues bien, lo que para Mizzi comenzó como una opción de escolarización de sus hijos, se transformó en un viaje de dos años para realizar el proyecto de arquitectura de The Living Bridge Co-Learning Centre. En un proceso de «autoría compartida», la construcción del Living Bridge se desarrolló paralelamente al calendario escolar, de forma que estudiantes de entre 15 y 18 años participaron en cada etapa de su desarrollo, desde el diseño hasta su construcción final. El resultado es una estructura de más de 300 piezas de bambú procedentes del terreno, tratadas con técnicas avanzadas de curvado por calor y ensambladas.
Al fin y al cabo, de acuerdo con el arquitecto Mizzi, «la educación no solo debe tener lugar en la naturaleza, sino con ella». Cada detalle de la construcción del Living Bridge, ya sean los paneles de micelio —obtenidos del cultivo de raíces de hongos aglomeradas con residuos agrícolas— que los propios estudiantes produjeron en el Centro de Innovación de la escuela, o el mobiliario artesanal a partir del reciclaje de los residuos de la obra, o el terrazo de vidrio molido, o el yeso de cal y los ladrillos de «eco-hormigón»; cada detalle de su construcción, decíamos, refleja esa perspectiva.
Tras la experiencia transformadora, Jonathan Mizzi mira ahora hacia su tierra natal, Malta, con la visión de importar el modelo educativo pionero que dio forma a The Living Bridge Co-Learning Centre. «Voy a centrarme en crear una Green School Malta, con una aldea, una residencia para personas mayores, un santuario para animales y jardines: un campus vivo, una comunidad», aseguraba al respecto, el pasado mayo (2025), a The Times of Malta.
Fuentes: Mizzi Studio, The Times of Malta, Green School Bali, Wikipedia.
Imágenes: Mizzi Studio.