En el ámbito de los hoteles y resorts de lujo, Wynn Al Marjan Island propone algo particular. Con una altura de 305 m sobre el nivel del mar, la torre del hotel de 70 plantas cuenta con diseño del «galardonado equipo de arquitectos, diseñadores y creativos de Wynn Design & Development». Pues bien, ubicado en los pisos superiores de la torre principal de este complejo turístico, Enclave será «el destino definitivo dentro de un destino». Con sus propias reglas, su propio ritmo y atención extrema al detalle, Enclave plantea la privacidad como una suerte de intimidad dentro de lo público, en un entorno ya de por sí de lujo.
El concepto de Enclave no es nuevo en la industria de la hospitalidad, pero su ejecución en Wynn Al Marjan Island es singular. Con solo 313 habitaciones —de 6 categorías distintas, desde suites de 75 m2 hasta 2 «suites reales» de 1.500 m2—, la densidad de huéspedes por piso será mínima. Cada nivel alberga un máximo de 15 suites, y el acceso a ellas se realiza mediante ascensores privados. Este diseño no es casual: responde a una demanda creciente de viajeros que buscan experiencias a medida sin renunciar a los servicios de un gran resort.
Esos apartamentos reales, obra de los estudios de diseño de Anouska Hempel (Londres, Reino Unido) y Pinto Design (París, Francia), en colaboración con Wynn Design & Development, representan el punto culminante de la propuesta. Más que simples alojamientos, se trata de residencias temporales con una estética que evoca mansiones costeras, lejos del estereotipo de los interiores sobrecargados. La atención se centra en materiales textiles, tonos neutros y vistas que enmarcan el golfo Pérsico como un cuadro cambiante.
Pero lo verdaderamente distintivo de Enclave lo encontramos en cómo aborda el servicio. Las suites incluyen dos despensas privadas —una para el día, otra para la noche— con productos seleccionados según el tipo de alojamiento. No es un minibar ampliado, sino un sistema que anticipa necesidades sin requerir interacción constante con el personal del hotel resort. Incluso las áreas comunes, como el Lobby Lounge o el restaurante de cocina libanesa, cuentan con un diseño que se esmera en evitar aglomeraciones, con reservas exclusivas y horarios escalonados.
El espacio exterior sigue la misma filosofía. La piscina privada y la playa reservada prescinden para huéspedes de Enclave de la grandilocuencia típica de otros complejos en la región. En su lugar, optan por una disposición abierta pero íntima, con cabañas dispersas entre jardines y un servicio discreto de «mayordomos de playa».
Wynn Al Marjan Island se presenta como un proyecto que trasciende la escala. Enclave, en particular, parece el diseño de un tipo de alojamiento para viajeros que no se conforman con el lujo visible, sino que priorizan el control sobre su entorno, la privacidad o, incluso, el incógnito. Esa apuesta por la contención será probablemente lo que distinga a Enclave en el mercado regional del hospedaje. La apertura en 2027 pondrá a prueba si el concepto funciona, pero los detalles sugieren que, al menos, habrá quien esté dispuesto a pagar por desaparecer, aunque sea por unos días. ¿Imagináis qué tipo de huésped se sentirá tentado por Enclave? Nosotros también.
Fuentes: Wynn Al Marjan Island, Hospitality Net, Hotel News, Infotur Latam.
Imágenes: Wynn Al Marjan Island.