La dársena de Spoorweghaven, en la orilla sur de las dos en que el Nuevo Mose, ramal de la desembocadura del río Rin, divide a Róterdam, Países Bajos, es vestigio de uno de los puertos más antiguos de la ciudad. De iniciativa pública, la construcción de este puerto se realizó entre 1873 y 1879 para conectar el ferrocarril con el transporte marítimo de carga general. Sin embargo, con el crecimiento de la ciudad a lo largo de las décadas, el puerto de Spoorweghaven perdió su atractivo para el transporte marítimo y, alrededor de 1988, un siglo después, la mayor parte de él se rellenó.
Así pasó a formar parte del nuevo barrio de Kop van Zuid, una zona urbana que se encuentra en la actualidad bien conectada con el resto de la ciudad. De hecho, en él encontramos algunos de los rascacielos más altos de Róterdam (Maastoren, New Orleans, Montevideo o el World Port Center). Pues bien, el estudio de arquitectura MAST, con sede en Copenhague, Dinamarca, presenta un innovador proyecto residencial flotante para su ubicación en el interior de la sobreviviente dársena de Spoorweghaven.
Según declaran los responsables del estudio, el desarrollo residencial, de 12.000 m2, servirá para enfrentar la «grave escasez de viviendas» que sufre la ciudad y las dificultades que, «debido en gran parte a la falta de terrenos edificables», enfrentan los «planes de construir 1 millón de nuevas viviendas para 2030». Ante esta situación, parece especialmente plausible planificar un barrio flotante de 100 apartamentos de bajo coste, incluidos locales comerciales y un nuevo puerto deportivo. Desde otro ángulo, el complejo residencial de Spoorweghaven, en construcción en este momento, será la mayor nueva comunidad flotante de Europa.
Las estructuras modulares de este barrio residencial sobre el agua, prefabricadas en otra ubicación con madera laminada cruzada, se transportarán por mar hasta su posición definitiva una vez finalizadas. Es esta una forma de construcción eficiente y responsable medioambientalmente, que reduce las emisiones de efecto invernadero y el impacto en la comunidad. Por otro lado, y debido en parte a su flotabilidad, Spoorweghaven dispone de todas las posibilidades abiertas para su reubicación futura. Y todo ello aumenta su vida útil y su sostenibilidad frente a las construcciones tradicionales.
El desarrollo residencial flotante, por último, se conectará con la extensa y profusa infraestructura ciclista de la ciudad y promoverá el transporte en barco. Pero también contará con pasarelas públicas, zonas verdes, amarres recreativos y áreas privadas como terrazas y jardines en las azoteas. Además, para mejorar la calidad del agua e invitar a que la biodiversidad forme parte de la comunidad, se instalarán más de 900 m² de humedales flotantes. ¿A quién no le gustaría vivir en un lugar así?