Desde las primeras pruebas, a finales de los años 80, las varillas de polímero reforzado con fibra de vidrio (Glass Fiber Reinforced Polymer en inglés, o GFRP) han evolucionado hasta convertirse en una solución técnica especialmente relevante en aquellos proyectos de construcción donde la corrosión del acero convencional representa un desafío crítico. Su adopción se ha acelerado desde el año 2000 en entornos acuáticos o agresivos donde la durabilidad y resistencia a la corrosión son prioritarias.

Características técnicas y comparativa con el acero

Su principal beneficio respecto del acero convencional radica en su total inmunidad a la corrosión, incluso en ambientes marinos o con alta presencia de cloro. Además, su peso llega a ser hasta un 75% menor, lo que facilita su transporte y manipulación en obra. Otra propiedad clave es su naturaleza no conductora, tanto de electricidad como de magnetismo, y con ella amplía sus aplicaciones en instalaciones especializadas.

Sin embargo, las varillas GFRP presentan limitaciones que exigen un diseño específico. Su módulo elástico inferior puede traducirse en mayores deformaciones bajo carga, mientras que su comportamiento frágil —a diferencia de la ductilidad del acero— requiere considerar cuidadosamente los mecanismos de fallo.

Aplicaciones prácticas en Europa

En Países Bajos, por ejemplo, el GFRP se ha empleado para eliminar el problema de oxidación en puentes y estructuras portuarias expuestas al agua salada. Suiza ha aplicado estas varillas en túneles subterráneos, donde la humedad constante comprometía el acero. Proyectos en Alemania y Reino Unido, por otro lado, aprovechan su ligereza para reducir cargas estructurales en edificios de altura sin sacrificar su resistencia.

Idoneidad en piscinas y estructuras hidráulicas

La resistencia del GFRP a agentes corrosivos como el cloro, a los cambios térmicos y a la humedad constante lo hacen ideal en el ámbito de las estructuras para piscinas. Su ligereza, por otro lado, facilita su construcción, mientras que su naturaleza no conductora añade seguridad en las piscinas públicas.

No obstante, para la implementación del GFRP en la construcción, el diseño debe considerar su menor rigidez y, en consecuencia, mayor vulnerabilidad a las deformaciones. Por descontado, es esencial verificar su compatibilidad con las normativas locales de construcción. Y, aunque la inversión inicial es mayor, la reducción de costes de mantenimiento y la prolongación de la vida útil justifican su uso en proyectos de construcción con horizontes temporales amplios.

Perspectivas futuras y sostenibilidad

Por todo lo anterior, y por su bajo impacto ambiental —al evitar los procesos intensivos en carbono asociados al acero—, la adopción del GFRP en construcción se beneficia del impulso de las políticas europeas al empleo de materiales sostenibles. A medida que se desarrollen normativas específicas y se optimicen los costes de producción, su presencia en el sector de la construcción se ampliará.

Por Ángel Ibáñez Pérez, ingeniero MEP sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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