Los gases industriales desempeñan un papel fundamental en diversos ámbitos de la construcción. Sin embargo, su uso conlleva riesgos que exigen un control riguroso, donde la detección temprana es clave para garantizar la seguridad.
En aplicaciones donde se emplean gases combustibles como el metano (CH₄) o el propano (C₃H₈) —en sistemas de calefacción, cocinas o agua caliente, por ejemplo—, es crítica la prevención de fugas. Estos gases, altamente inflamables, requieren detectores catalíticos cerca de equipos de combustión y puntos de conexión. Ante una fuga, estos dispositivos no solo cortan el suministro, sino que activan sistemas de ventilación forzada y alarmas para mitigar el peligro de explosión.
Otro riesgo significativo lo representan los gases tóxicos como el monóxido de carbono (CO), producto de combustiones incompletas en calderas o motores de vehículos. Para su detección se emplean sensores infrarrojos, estratégicamente ubicados en garajes o salas técnicas. En caso de concentración, estos desencadenan protocolos de ventilación y alertas.
Los gases asfixiantes, como el dióxido de carbono (CO₂) —usado en sistemas de extinción de incendios—, plantean un desafío distinto. Su liberación en espacios cerrados desplaza el oxígeno y pone en riesgo a los ocupantes. Por ello, estos sistemas se activan mediante detectores de humo o térmicos, pero incorporan alarmas previas para una evacuación inmediata antes de la descarga.
En instalaciones de climatización y refrigeración, la detección de gases refrigerantes es igualmente crucial. Cuando sus concentraciones exceden los límites normativos, los sistemas automáticos activan alarmas, cierran válvulas e incrementan la ventilación para restaurar niveles seguros.
Mención aparte merecen aplicaciones especializadas, como el hidrógeno (H₂) en pilas de combustible, el oxígeno (O₂) en entornos médicos o el ozono (O₃) en procesos industriales. Estas aplicaciones demandan tecnologías de detección específicas para cada contexto.
Más allá de las medidas básicas —corte de suministro, ventilación y alarmas—, la vanguardia en seguridad se encuentra en las plataformas de gestión de edificios (lo que se conoce en inglés como Building Management Systems, o BMS). Estas integran aquellos sistemas básicos, y permiten la monitorización en tiempo real, las respuestas automatizadas y el control remoto, de forma que aumentan la eficacia en la prevención de accidentes.
Por Juan Carlos Soria, ingeniero MEP sénior en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic