Hoteles del mundo: Gran Hotel de la Ciudad de México, Estados Unidos Mexicanos

Primer Art Nouveau en el país, eclecticismo neoclásico en las fachadas y uno de los vitrales más grandes del mundo.

Hoteles del mundo: Gran Hotel de la Ciudad de México, Estados Unidos Mexicanos

Primer Art Nouveau en el país, eclecticismo neoclásico en las fachadas y uno de los vitrales más grandes del mundo.

Hoteles del mundo: Gran Hotel de la Ciudad de México, Estados Unidos Mexicanos

Hoteles del mundo: Gran Hotel de la Ciudad de México, Estados Unidos Mexicanos

Primer Art Nouveau en el país, eclecticismo neoclásico en las fachadas y uno de los vitrales más grandes del mundo.

Mucho antes de que el espectacular y rico vitral tiñera de reflejos de color el gran vestíbulo; antes de que los balcones de hierro forjado se encaramaran sobre este y sobre las calles; antes de que los «elevadores» llevaran primero a las amas de casa de clase acomodada y después a los huéspedes; mucho antes, el lugar que ocupa hoy el edificio al que dedicamos estas líneas ya guardaba relación directa con la historia universal. Hablamos del Gran Hotel de la Ciudad de México.

En efecto, corrían los primeros años de las colonias cuando el rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico nombró a Hernán Cortés gobernador y capitán general de Nueva España (1522). Al mismo tiempo, y para ejercer control sobre la administración de este último, el rey concedió cargos a otros cinco oficiales. Uno de ellos fue Rodrigo de Albornoz, al que nombró «contador» —hoy diríamos contable o auditor. Pues bien, en un primer reparto de tierras, a Albornoz le fueron dados en propiedad los terrenos donde hoy se encuentra el Gran Hotel de la Ciudad de México.

En medio de las intrigas, las traiciones y las luchas por el poder, Albornoz consiguió construir en ellos su vivienda. Sin embargo, a partir de su regreso a España, en torno a 1526, el edificio se pierde en la historia y, por suerte o por desgracia, la casona de dos plantas que ocupaba la esquina de la calle 16 de septiembre con la plaza de la Constitución, no se ha conservado.

Se dice que unos religiosos de la orden de San Agustín llevaron a cabo la construcción de un portal para su sede en la parte posterior del edificio, el cual se conoció como Portal de los Agustinos hasta el siglo XIX. En el lado opuesto del edificio, que recaía sobre plaza de la Constitución —conocida popularmente hoy como el Zócalo—, se encontraba el Portal de los Mercaderes. Como su nombre indica, albergaba este diversos comercios para el abastecimiento de los vecinos.

Poco más se sabe, hasta que las noticias señalan que en 1895 compró el inmueble el francés Sebastián Robert —del que no encontramos información que dé cuenta de quién fue. En su lugar mandó llevar a cabo la construcción de un edificio nuevo para albergar el que fue uno de los primeros centros comerciales de México, de Sudamérica y de todo el continente americano: el Centro Mercantil. Sus responsables se decidieron por el estilo Art Nouveau para el diseño del interior —el primer ejemplo de esa escuela de arquitectura, que saltaba desde Europa, en el país—, y por un eclecticismo neoclásico en las fachadas.

A este respecto, solo ha trascendido el nombre del constructor del Centro Mercantil, José de Teresa —a la sazón primer presidente de su consejo de administración—, y de sus ingenieros, Daniel Garza y Gonzalo Garita. El edificio, que hoy es el cuerpo y alma del Gran Hotel de la Ciudad de México, se realizó de acuerdo con la escuela de Chicago, corriente que introdujo el acero en combinación con el hormigón en la construcción de edificios comerciales y de los primeros rascacielos. Por fin, Porfirio Díaz, presidente de México entonces, inauguró el 2 de septiembre de 1899 el nuevo edificio del Centro Mercantil, y donó para la ocasión la gran lámpara estilo Luis XV que todavía puede contemplarse en la entrada del hotel.

Mención aparte e insistencia merece el vitral que corona el gran vestíbulo del edificio desde que se incorporó a él en 1908. De estilo Tiffany —en referencia a Louis Comfort Tiffany, que produjo desde finales del siglo XIX, según diseños de Clara Driscoll, lámparas con pantallas de vidrio de colores ensamblados con plomo— es obra del francés Jacques Gruber, una instancia más del orden Art Nouveau del hotel. Por lo demás, es uno de los 4 vitrales más grandes del mundo. El Instituto Nacional de Bellas Artes lo declaró Patrimonio Cultural de la Nación al considerarlo una obra de arte —que lo es auténticamente, en nuestra opinión.

Tras sobrevivir a las guerras civiles mexicanas y sufrir la decadencia durante décadas, en 1966 —o 1958 según otros registros— el Centro Mercantil cerró sus puertas. Las fuentes —escasas— no son claras al respecto de lo que ocurrió con la propiedad del edificio a partir de ese momento. En todo caso, algunas de esas fuentes nombran a la «familia Saba» como propietaria del edificio y responsable de su reconversión en hotel.

Sin embargo, por algún motivo, en aquel momento, la compañía de hostelería Howard Johnson debió llegar a algún acuerdo con los Saba, pues el hotel se inauguró en 1968, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de México de ese mismo año, bajo su nombre, como Hotel Howard Johnson. En lo que coinciden todas las fuentes es en el hecho de que el hotel se benefició de una remodelación y modernización entre los años 2003 y 2005. Pasó de tener 120 habitaciones a las 60 con que cuenta hoy. Al mismo tiempo, el restaurante pasó a servir sus platos tradicionales en una terraza que ofrece una excelente vista panorámica del Zócalo.

Fuentes: Wikicity, El Universal, Paoteca Centro de Documentación, Wikipedia, AD Magazine, Gran Hotel de la Ciudad de México.
Imágenes: Gran Hotel de la Ciudad de México, México Cultural y citados.

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