En el delicado ámbito de la restauración patrimonial, donde cada decisión debe equilibrar intervención y preservación, el Heritage Building Information Modeling (Modelado de Información de Edificios Patrimoniales, o HBIM) se perfila como una tecnología transformadora. Esta adaptación específica de la metodología BIM (siglas en inglés para Modelado de la Información para la Construcción) a los edificios históricos va más allá del simple modelado 3D: construye un sistema digital que integra geometría, composición material, datos históricos y estado de conservación en una única plataforma inteligente.

La precisión del HBIM se logra mediante tecnologías de captura de realidad como escáneres láser terrestres y fotogrametría de ultra alta resolución, capaces de documentar hasta las microfisuras en un muro centenario. Proyectos como la digitalización de la Catedral de Notre-Dame tras el incendio de 2019 demostraron cómo estos modelos permiten reconstrucciones fieles incluso cuando partes del edificio han desaparecido.

Pero el verdadero salto cualitativo llega con la inteligencia artificial. Sistemas de monitorización continua, equipados con redes de sensores IoT (o Internet de las Cosas en inglés), transforman los edificios históricos en «organismos vivos» que reportan su estado en tiempo real.

El proyecto RePAIR, que se pone en práctica en Pompeya, emplea robots con algoritmos de aprendizaje automático para recomponer frescos fragmentados. Analizan en horas miles de combinaciones posibles, cuando antes se necesitaban meses de trabajo manual. Simultáneamente, modelos predictivos entrenados con datos climáticos históricos anticipan cómo afectará el cambio climático a edificios emblemáticos.

Estas tecnologías plantean un cambio de paradigma en la conservación: del enfoque reactivo al modelo preventivo. Plataformas como Arches, que desarrolla el Getty Conservation Institute, permiten gestionar redes globales de patrimonio mediante sistemas HBIM y compartir conocimientos entre instituciones.

El futuro de la conservación patrimonial será necesariamente híbrido: el cincel del restaurador dialogará con los algoritmos predictivos y la intuición del historiador se complementará con la precisión de los gemelos digitales. Como demostró la reconstrucción del arco de Palmira mediante impresión 3D en Londres, la tecnología no reemplaza la autenticidad, pero puede ser su mejor aliada cuando el original ya no existe.

Por David González Molina, gestor BIM en el Dpto. de Arquitectura de Amusement Logic

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